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La campaña electoral en Estados Unidos, más allá de las condiciones de los dos principales candidatos presidenciales, Joe Bide en el centro de la polémica por sus limitaciones y Donald Trump, por su figura histriónica, casi caótica, ha servido para ratificar hasta donde ha avanzado la polarización en la nación más poderosa del planeta.
El intento de magnicidio contra el expresidente Donald Trump el pasado sábado es el último episodio de una cadena de acontecimientos que ponen en evidencia el nivel de decadencia en esa potencia. Los hechos del 6 de enero de 2020, fueron el aviso del carril que va tomando el discurso político cada vez más agrio y polarizante.
Hasta la tarde del pasado sábado, el principal tema de campaña durante más de dos semanas, se centraba en la capacidad cognitiva del presidente Biden, la propuesta demócrata para las elecciones del 5 de noviembre, para dirigir el país más poderoso del mundo.
Luego del intento de magnicidio contra Trump, mientras se dirigía a sus seguidores en un mitin en en Pensilvania, es lógico que el pricipal tema de campaña evolucione, y de paso dé un respiro a Biden y la campaña demócrata que se había concentrado en si el presidente debe o no continuar en la carrera.
El discurso de la campaña demócrata se resume en que hay que detener a Trump para salvar la democracia. De hecho, los cuestionamientos a Biden se centran en si será capaz de detener a Trump. El propio presidente ha dicho que sí, que lo hizo en 2020 y que lo volvería a hacer en noviembre próximo.
Algunos voceros de la campaña de Trump han dicho que el lenguaje contra Trump por parte de los demócratas ha generado hechos como el intento de magnicidio contra el expresidente.
Probablemente, el debate evolucione hacia la facilidad con la que en Estados Unidos se compran armas de alto calibre y la violencia que caracteriza esa sociedad, incluida la política. Donald Trump es un defensor de esa política de descontrol de las armas, un tema en debate permanente. Mientras, Biden gana tiempo al salir del foco, ha dado buen manejo al intento de magnicidio, pero parece que hasta la suerte favorece a Trump.
