El expresidente Danilo Medina, líder y presidente del PLD, no es dado a hablar. De hecho, sus decisiones son comunicadas a la opinión pública por terceros. Por ejemplo, fue Charles Mariotti el que informó de su renuncia y decisión de no presentarse a la presidencia del PLD.
El cambio de opinión sobre ese tema fue comunicado de manera indirecta, con cartas de respuesta filtradas a los miembros del Comité Político y del Comité Central que le solicitaron que continúe presidiendo la organización.
Medina es una figura política enigmática, por eso es un adversario difícil porque sus oponentes nunca saben con certeza lo que piensa. Danilo sorprendió el pasado lunes cuando leyó el documento que aprobó el Comité Político de rechazo a la reforma de la Constitución del presidente Luis Abinader.
Prefirió ser el vocero a pesar de que a su lado estaba Charles Mariotti, aún secretario general y además, la vocería del PLD, ha estado reservada a la secretaría general desde los tiempos de Reinaldo.
La tarea sería interpretar por qué Medina decidió hablar sobre la reforma de la Constitución. Se sabe que el expresidente acumuló logros inocultables en sus gestiones de gobierno en programas tan exitosos como el 911 y el crédito agropecuario o el tema eléctrico, en franco deterioro durante la presente administración.
Por tanto, resultaría más cómodo y efectivo para Medina criticar al gobierno por esas deficiencias, que por la reforma a la Constitución, pues es su talón de Aquiles.
¿Por qué entonces Danilo eligió hablar de la reforma constitucional? La respuesta es simple. La legitimidad que necesitan Luis y el PRM para aprobarla se logra de dos maneras, con el apoyo directo de los actores políticos de oposición, lo que luce imposible; o por la falta de calidad moral y legitimidad de quienes se oponen y la critican.
El “rechazo” de Danilo y el PLD aportan lo último. “Rechazarla” le da la razón de ser porque fue, precisamente, el mal manejo del PLD con el procurador Jean Alain Rodríguez, la modificación de 2015 y el intento de 2019, lo que da sentida a la reforma que impulsa el presidente Abinader. Al expresidente siempre hay que leerlo al revés.