El partido FP en su proceso de elección de nuevas autoridades tiene una tarea compleja, porque aunque parece sencilla, no lo es. En realidad es la primera elección de sus directivos nacionales porque los actuales son provisionales, aunque ya van por cinco años en sus cargos.

Luego de acortar el tiempo del Congreso, a lo interno de la organización el gran debate es la secretaría general. Su actual incumbente quiere continuar en el cargo, pero no tiene apoyo en la militancia y dirigencia de la organización para permanecer. Se sabe que en la cúpula de la organización barajan fórmulas para lograr una salida que no genere inconformidades más allá de lo normal.

En el contexto político que tiene la FP, colocada favorablemente para competir con posibilidades reales de ganar el poder en 2028, la cautela no sobra a la hora de tomardecisiones. Mantener en el cargo al actual secretario general sería una imposición a la militancia y dirigencia de esa organización, no porque tenga rechazo hacia Peñita, al contrario, el sentimiento generalizado es de respeto y agradecimiento hacia su figura.

También hay una creencia generalizada de que es necesario gestionar la secretaría general con una perspectiva y figura distintas. Independientemente de que ese criterio mayoritario tenga razón o no, lo que los pensadores de esa organización no deben ignorar es la constante histórica de que en política las imposiciones son negativas.

Una prueba es la alianza opositora Rescate RD. Fue una imposición al liderazgo del PLD y es una de las causas del fracaso que cosechó en febrero y mayo. Las candidaturas fracasadas de Gonzalo Castillo y Guillermo Moreno, son otros ejemplos recientes de que la imposición en política nunca cosecha buenos frutos.

Mantener a Antonio Florián en la secretaría general sería una imposición porque el sentir mayoritario de la militancia y dirigencia de la FP tiene otro enfoque, independientemente de la vuelta que le busquen, la inconformidad quedará. Las organizaciones políticas necesitan y deben oxigenarse. De hecho, la FP en su primera competencia electoral plena, cometió el error de castrar las aspiraciones de muchos dirigentes por una alianza mala. ¿Repetirá los mismos errores?

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