En términos políticos, febrero representa un antes y un después para el segundo periodo del presidente Luis Abinader y el PRM. Arrancaron el mes con un acto potente por los diez años de fundación del PRM.
El discurso del presidente llama la atención en lo referente a su advertencia de que la política no debe ser un asunto individual ni para defender agendas particulares, sino un proyecto colectivo y de nación.
También habló de la unidad como punto fundamental del éxito del PRM. Conociendo los intríngulis y las andanzas de algunos de sus dirigentes, se sospecha para quiénes está dirigido ese mensaje del líder de la organización.
En términos del Gobierno, el presidente Abinader optó por renovar porque arrancó con percepción de viejo. El próximo 27 el gobernante tiene el discurso de rendición de cuentas y trabaja con tiempo para recuperar el brillo que perdió su gestión por acciones desafortunadas como el intento de reforma fiscal y las quejas por la falta de ejecución de obras y deficiencia en servicios como el de electricidad.
Algunos que estaban sentados en el banco fueron nombrados como Eddy Olivares, vicepresidente del PRM y Eduardo Estrella, uno de los aliados privilegiados del gobernante. Abinader también cambió funcionarios que habían generado mucho ruido como el ministro de Obras Públicas, Deligne Ascención y el director de la OGTIC, Bartolomé Pujals.
Los cambios llegaron acompañados de premios para los aliados, además de Eduardo Estrella y Luis Miguel de Camps, ambos cabezas de partidos afines al PRM, también fue nombrado Elsido Díaz, del Moda, en Inavi y Antolín Polanco, del Pasove, en Frontera. Aunque fueron 20 los aliados del PRM y aún hay muchos que esperan decretos, esos nombramientos calman los ánimos de los aliados que esperan ansiosos sus nombramientos.
Las nuevas designaciones y la permanencia de funcionarios en sus cargos también tiene beneficiarios/as entre los presidenciables del PRM. La ansiedad de los dirigentes que se desviven por la boleta presidencial los atrapa al ver, cada día con mayor claridad, hacia donde soplan los vientos para la candidatura presidencial.