El PRM ha ganado dos elecciones consecutivas en un contexto de altos niveles de abstención. Para el nivel municipal la participación fue baja en 2020 y 2024, 53% se ausentó. En el nivel presidencial se registran niveles históricos de 45% en 2020 y casi 46% en 2024.
Independientemente de la escasa votación que logró la oposición, especialmente en 2024, el PRM, en los hechos, tiene una base de apoyo popular escasa, especialmente porque desarrolló una estrategia de “conquista” de dirigentes de los partidos de oposición, que crean aún más dudas sobre la autenticidad del respaldo que recibió el partido de gobierno en las urnas.
Otro ejemplo. El oficialismo se vanagloria de que el crecimiento económico en el primer periodo 2020-2024 promedia 6.5% y es cierto. Pero a esa cifra se le computa el 12.5% que creció la economía en 2021. En los parámetros para medir el crecimiento de la economía, ciertamente, se registra ese aumento, pero ignorar la caída de la economía en 2020 por el impacto de la pandemia y que fue ese factor y no la mejoría de las actividades económicas lo que impulsó el 12% de 2021, es autoengaño.
Para fines de información y para el debate político, asumir esa retórica es válido, pero no es un ejercicio objetivo para quienes tienen la responsabilidad de conducir el Estado y tomar medidas para impulsar el desarrollo.
Ya es costumbre en el Gobierno anunciar, tomar medidas o hacer propuestas que luego se dejan sin efecto por la avalancha de críticas. La narrativa que se ha montado sobre eso es que el Presidente escucha, y es verdad. Pero el problema de fondo es la falta de planificación y análisis previos que requieren las políticas de Estado.
Con frecuencia se escucha a muchos decir que el desenfoque que se observa en el gobierno en esta etapa es un problema de comunicación. Es probable que existan errores de comunicación, pero ese no es el meollo de los problemas constantes del gobierno.
De hecho, entre los aciertos del presidente Abinader es la comunicación directa y permanente con sus gobernados. La esencia del problema del gobierno, es otra, es de fondo, no de forma.