El próximo domingo la República Dominicana comenzará a escribir una nueva historia política, cuya dimensión e impacto en lo inmediato y en el futuro, no se puede proyectar porque no tiene precedentes.
El presidente Luis Abinader acudirá al Congreso Nacional a proclamar la Constitución que promovió y que a él lo jubila para siempre políticamente, cuando apenas han transcurrido poco más de dos meses de su segundo mandato.

En el país no hay precedentes de este tipo, pues hasta ahora, aunque a los gobernantes la Constitución les prohibiera seguir en el cargo, como los casos de Hipólito Mejía, Danilo Medina y Leonel Fernández, en la opinión pública las propuestas de cambios a la Constitución para seguir por cuatro años más se mantuvieron hasta el último momento.

Con Abinader eso no ocurrirá. Toca observar el panorama y el comportamiento de los actores, no solo de los funcionarios del Gobierno y dirigentes del PRM, también empresarios, representantes de la sociedad civil y políticos, tanto de oposición como aliados al Gobierno.

La decisión tiene múltiples lecturas. La mayoría de las voces sobre la decisión del presidente se inclinan por decir que cometió un error, visto desde la perspectiva de lo que representa para un político no ser fuente de poder en este país, caracterizado por la omnipresencia del presidente de la República.

Otro punto de vista, y quizás así lo vio el presidente Abinader, es que la historia del país y de la mayoría en la región, enseña que ser expresidente es casi una desgracia.

Pero quizás, al haber anunciado con tiempo que no va, el presidente ve la oportunidad de salir del foco de ataques, dentro y fuera de su partido y que su historia sea distinta a la de otros que han ocupado la silla presidencial.

Puede ser que Abinader entienda que estar fuera del foco le permitiría gestionar con tranquilidad y sosiego su segundo mandato, especialmente porque el primero se le fue administrando crisis.

El hecho impacta en todo el panorama político y es obvio que los mayores efectos estarán en el propio partido de gobierno. Abinader ha definido su decisión como histórica. Es así. Además de las razones que plantea se pueden añadir otras, cuyo impacto, lo dirá el tiempo porque en política, 2+2 no son 4.

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