Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID)
Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID)

Mateo 7:1-11: “No juzguen a los demás y no serán juzgados ustedes. Porque de la misma manera que ustedes juzguen, así serán juzgados, y la misma medida que ustedes usen para los demás, será usada para ustedes. ¿Qué pasa? Ves la pelusa en el ojo de tu hermano, ¿y no te das cuenta del tronco que hay en el tuyo? ¿Y dices a tu hermano: Déjame sacarte esa pelusa del ojo, teniendo tú un tronco en el tuyo? Hipócrita, saca primero el tronco que tienes en tu ojo y así verás mejor para sacar la pelusa del ojo de tu hermano”.

Deja muchas lecciones el escándalo que ha provocado la información del gobierno norteamericano sobre el apoyo económico de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID) a diversos proyectos en el país, incluida Participación Ciudadana.

Intentar sacar cuentas sobre quien está o no vinculado a la agenda de la USAID, es un ejercicio de poco valor. También tiene poca valía intentar negar la vinculación con la agenda de esa agencia con temas específicos, porque los hechos hablan solos.

El momento es para reflexionar sobre las lecciones aprendidas. La primera es entender que nadie por el hecho de tener acceso a las páginas de un periódico, un micrófono, cámaras de televisión y al diverso mundo de las redes sociales, se puede atribuir el derecho de pisotear la moral ajena. El solo hecho de militar en un partido político y ocupar un cargo público no pueden seguir siendo fuentes para denigrar a las personas y sus familias, algo que se ha convertido en costumbre. Estuvo mal antes y está mal ahora.

Lo segundo, según los estudios de confianza hacia instituciones públicas y privadas, los medios de comunicación tienen el mayor nivel de confianza de la ciudadanía, solo superado por la iglesia católica. Eso hay que cuidarlo y el propio Estados Unidos es un ejemplo sobre el tema.

La tercera lección: llegó el momento de discutir con seriedad la necesidad de regular el uso de las redes. Si aquí y en la Casa Blanca, los representantes de medios alternativos tienen un trato privilegiado o igual a los tradicionales como los periódicos y la televisión, también deben ser regulados.

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