Desde Joaquín Balaguer cada presidente de la JCE ha tenido su librito: unos signados por la atmósfera de una semi-dictadura (1966-78, y de “yo soy yo y mi circunstancia” 1986-94), fraudes, “triunfos” y coacción o chantajes-trueques políticos-personales; otros -post-Balaguer-, bajo el signo de lo autoritario, compra y contrataciones, disidencias internas -otrora miembros titulares- y “gerencia” de islas interdepartamentales -sobre todo, área de informática-, y unos últimos, atrapados en la complacencia, vuelta a lo manual -por mandato-sentencia- y un “borrador….” (quizás, abolición de actas) cuando se pontifica sobre inteligencia artificial, autoritarismo-agenda antipartido y pro “sociedad civil” se hace patente. ¡Increíble!

Y lo peor: el mandato de lo manual tiene factura de lo constitucional-vinculante. Y así, el venidero proceso electoral será de “borrador….”, “reporte”, matemática y “arroz con mango” manual-técnico que, de seguro, traerá sobresaltos y mucho trabajo-demandas en el TSE. Y nos preguntamos: ¿qué necesidad hay de hacer difícil lo fácil….?

En fin, con la nueva resolución (10-2023) de la JCE, prácticamente, las juntas locales -para el exterior OCLEES- perderán, en esencia, su rol decisorio de primera instancia; y en consecuencia, la JCE, por otra vía o, a través de la nueva modalidad-ensayo-“borrador….” y cuenta matemática-, vuelve a ser, queriéndolo o no, árbitro-juez -sui géneris- cuando la ley le mandata, taxativamente, organizar, administrar y montar las elecciones, no desterrar el alma de todo proceso electoral: el acta -si, manual, descuadrada o no-.
Además, como ha razonado un ducho delegado político en el exterior, “las proyecciones sobre meta, prima facie, a empadronar debe ser de los partidos, no de la JCE, pues se crea suspicacias -infundadas o no-”; e igual la transparencia no es una promesa que se pregona, debe estar sobreentendida.

Ojalá me equivoque, pero con el “arroz con mango” -manual-técnico- que encierra la más reciente resolución de la JCE y lo irreversible -por complacencia- del voto manual, no habrá forma de minimizar las incidencias en el día D, las impugnaciones y el calvario, tal cual lo ha planteado el PLD, del voto manual; justamente, cuando nos jactamos de inteligencia artificial, Sophia y gerencia de lo autoritario.
En otras palabras, a Dios que reparta suerte….

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