Beijing.- Tras haber realizado un amplio periplo en la República Popular China que me permitió desarrollar una agenda en las áreas política, diplomática, académica y cultural en seis provincias, incluida su capital, centro político y cultural, Shanghai, centro económico e industrial; de igual forma la provincia de Hunan que tiene gran desarrollo económico e industrial, tuve la oportunidad de reunirme en esta capital con el vicejefe del Departamento Internacional del Partido Comunista de China, señor Chen Zhou, de igual forma con la vicecanciller Hua Chunying; en ambas reuniones tocamos el tema de la guerra de Ucrania y sobre todo la iniciativa China-Brasil, de hacer una propuesta inclusiva tras la búsqueda de una fórmula de solución a este conflicto.
Al salir de la República Popular China hacia la República Socialista de Vietnam, pese a la diferencia horaria y a mi densa agenda, tengo la responsabilidad frente a este prestigioso medio y ante los amigos lectores de esta columna, de honrar mi compromiso. En esta entrega, a partir de las referidas conversaciones, quiero compartir estas reflexiones sobre este complejo tema, que es la guerra de Ucrania:
El mundo actual se enfrenta a dos visiones distintas de cómo resolver el grave conflicto generado en Ucrania y que hoy tiene severos impactos sobre la estabilidad y la paz global. China, junto a Brasil, ha propuesto una serie de ideas que son relevantes para promover una verdadera negociación hacia la paz, en tanto Suiza está promoviendo una cumbre de paz sobre Ucrania, pero sin contar básicamente con el otro actor relevante en este proceso que es Rusia. China ha demostrado que ha estado apoyando una solución pacífica a la crisis y entiende que aún no se dan las condiciones objetivas ni subjetivas para que haya conversaciones de paz, pero sí promueve junto a Brasil una conferencia de paz en la que, en primer lugar sea reconocida tanto por Rusia como por Ucrania y que éstas participen sin ausencia de ninguna de las partes.
Esta es la primera vez que China firma una declaración conjunta con otros país sobre el conflicto. Es la voluntad de encontrar una solución viable a la compleja situación que impacta a nivel global.
Ante la convocatoria de Suiza, que no conduce a ninguna solución, y mucho menos a la paz necesaria, dado que es una convocatoria excluyente, considero la iniciativa de China y Brasil como la más viable. Además, aun cuando Suiza cuente con una cantidad importante de países, incluida Ucrania, no está considerando la otra parte del conflicto, pero sobre todo no contará con líderes importantes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como China y Rusia.
China siempre ha apoyado una solución pacífica a la crisis y, aunque todavía no se dan las condiciones para que haya conversaciones de paz, ha manifestado seguir comprometida con ella. De hecho, China apoya todas las iniciativas y esfuerzos que conduzcan a aliviar la situación, y da importancia al trabajo realizado por Suiza para preparar esta conferencia por la paz. Pero en este aspecto, China promueve un enfoque más equilibrado del tema, porque plantea la participación de las dos partes en conflicto. Tanto China como Brasil han sido más objetivos en su iniciativa, en la que ofrecen ideas valiosas como enfriar la situación, no escalar el conflicto y no avivarlo. También solicitan a todas las partes que dialoguen y que aumente la ayuda humanitaria. A la vez que han expresado la oposición al uso de armas nucleares o ataques contra plantas nucleares.
A pesar de ello, Estados Unidos no asume con prudencia la propuesta de China y Brasil y en cambio la toma con escepticismo, con lo que demuestra su parcialidad en el conflicto. El mundo requiere de manera equilibrada sentarse a dialogar con todas las partes y avanzar en la búsqueda de una paz duradera. Si sigue profundizándose la compleja situación de conflictos en el mundo, la economía mundial también seguirá generando tensiones y se hará más difícil lograr un necesario crecimiento económico e incluso cumplir los propuestos objetivos de desarrollo sostenible para el 2030.
Si realmente los líderes políticos regionales y mundiales apuestan a la paz global, cualquier iniciativa o convocatoria para abordar el tema, de manera conjunta, ha de ser inclusiva, no excluyente. De lo contrario, lo que se manifiesta es una convocatoria de intereses individuales y/o grupales entre naciones por el control hegemónico del mundo.