Una de las grandes preguntas de todos los seres humanos que no le creen a Dios es por qué suceden momentos difíciles a los seres humanos, incluídos a los que les siguen. Muchas personas entienden que quien está en los caminos y en los trabajos del Señor, no debe tener momentos dolorosos y complicados. Y eso no es verdad.
Creerle a Dio sin importar lo que estemos pasando, es una de las claves fundamentales de nuestra fe. El predicador y pastor inglés Charles Spurgeon, con profundo acierto expresó lo siguiente: “Si no podemos creer a Dios cuando las circunstancias parecen estar en nuestra contra, no le creemos en absoluto”. Y esa es también una gran verdad.
Muchos seres humanos creen en Dios, pero no le creen a Dios. Para ellos existe un ser sobrenatural, pero lo visualizan como algo que nada tiene que ver con sus vidas. Por eso no le creen y por lo tanto, no tienen fe. La fe es un gran soporte para cada uno de los le creemos a Dios. La Biblia dice con claridad meridiana, en Hebreos 11:6, lo siguiente: “…sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que existe, y que es galardonador de los que le buscan”.
En Hebreos 11:1 se dice que “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Esto significa que con fe es que podemos alcanzar los objetivos que buscamos, conscientes de que tenemos un Padre Celestial que siempre estará con nosotros. La fe es la ruta directa para la salvación, tal y como lo establece el apóstol Pablo en Efesios 2:9, cuando afirma: “… por gracias sois salvo por medio de la fe”.
Teniendo en cuenta esa afirmación de Pablo, nuestra fe debe estar aumentándose de manera diaria, permanente, especialmente en aquellos momentos donde las tribulaciones y los momentos difíciles nos están afectando. Quién solo le cree a Dios en momentos buenos y prósperos, pero lo cuestiona en momentos de dificultades, en realidad no cree ni le cree a Dios.
La mejor forma de creerle a Dios es aumentando nuestra fe, es buscando la palabra y la orientación de Él de manera permanente para que caminemos por su sendero y no por el nuestro. Dice la Biblia en Romanos 10:17 que “la fe viene por oír, es decir, por oír la Buena Noticia acerca de Cristo”.
Tal vez muchos dirán que cómo pueden tener fe si no tienen qué comer, no tienen trabajo, se le ha desbaratado su familia y su matrimonio o han perdido la esperanza de vivir. Es precisamente en esos momentos donde debemos multiplicar nuestra fe para que toda la gracia y la bendición de Dios llegue a nosotros. Esos son los momentos para aumentar nuestras oraciones hasta el cielo sin desmayo, para creerle profundamente a nuestro Dios, pedir su misericordia y sus bendiciones. Dios es que todo lo suple, es el dueño de todo lo que hay en los cielos y en la tierra, Él es quien nos llena y nunca nos abandona.
Quien pierde la fe se aleja de Dios. Y quien se aleja de Dios está expuesto a caer en pecado y que las fuerzas del mal lo usen.
Cuando sientes que todo se está derrumbando es el momento de aumentar tu fe y pedir a Dios, con la profunda certeza de que Él no te va a dejar solo nunca. Y cuando le pidas a Dios debes hacerlo con la convicción de que Él te dará en su tiempo, no en el tuyo.
La fe es el camino más directo y hermoso para encontrar todas las bendiciones de quien nos creó y nos permite alcanzar la salvación y la vida eterna a través de su gracia y su misericordia. Nunca te alejes del Señor, y aumenta tu fe en Él todos los días, todas las horas, todos los minutos y todos los segundos, consciente de que “sin fe es imposible agradar a Dios”.