La Estrategia de China frente a los aranceles de Estados Unidos

Pekín se aplica a fondo en la diversificación, la autonomía tecnológica y la resiliencia económica para sobreponerse al impacto de las medidas impuestas por Donald Trump

Desde el inicio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China en 2018, China, como potencia asiática, ha desplegado una estrategia integral para contrarrestar los efectos de los aranceles que anunciado Washington y que ahora, con Donald Trump de vuelta a la Casa Blanca, han llegado a niveles alarmantes.

Esta guerra de aranceles iniciada por la administración Trump ya ha elevado los aranceles hasta el 245% en algunos productos exportados por China hacia Estados Unidos, a los que China ha respondido, hasta ahora, con aranceles de hasta un 125% en algunos productos estadounidenses.

Ante estas acciones de Washington, que para algunos analistas parecen una especie de Dumping Geoeconómico destinado a hundir su propia economía para intentar hundir con ella a su rival estratégico, China ha decidido alejarse de las respuestas impulsivas o defensivas.

Por el contrario, Pekín ha optado por una compleja combinación de medidas estructurales, acciones diplomáticas y legales, junto con tácticas con visión a largo plazo, dirigidas a fortalecer su autonomía económica, tecnológica y comercial, generando transformaciones en su propia economía y en su relación con el resto del mundo.

Hay que tener en cuenta ciertos factores para comprender el impacto que estos aranceles tienen en la economía de China y la forma en que Pekín los afronta.

China es el mayor exportador del mundo con un volumen de 3 mil 420 millones de dólares en 2023, aunque en 2022 fueron 7,16% superiores. Sin embargo, en el mismo 2023 sus exportaciones sólo representaron el 19,03% de su PIB, lo cual es muy poco común.

De hecho, entre los 10 países con mayores volúmenes de exportaciones en el mundo, sólo Estados Unidos (7,29%) y Japón (17,00%) tienen valores menores de aporte porcentual de sus exportaciones al PIB.

Precisamente estos tres países, Estados Unidos, China y Japón (en ese mismo orden), son los mayores mercados de consumo del planeta, por lo que estos tres datos demuestran lo equiparables que son las economías de estas tres naciones.

También hay que considerar que para el año 2023 la venta de mercancías de China hacia Estados Unidos sólo representaba el 12,8% del total de sus exportaciones, siendo por ello el principal comprador de sus productos.

Sin embargo, el Gigante Asiático está tomando medidas para mitigar este impacto que vale la pena analizar.

RECIPROCIDAD

Cuando la administración Trump impuso aranceles de hasta 25% a productos chinos, equivalentes a cientos de miles de millones de dólares, China respondió con medidas similares, lo que afectó directamente a los agricultores estadounidenses, especialmente los exportadores de soya, carne de cerdo y productos lácteos.

Específicamente, los datos de la Oficina del Representante de Comercio de EE.UU. (USTR) muestran que entre 2018 y 2020 las exportaciones agrícolas a China cayeron más de un 20% como consecuencia de estos aranceles.

Pekín también tomó medidas legales al llevar el caso de los aranceles ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde ha argumentado sistemáticamente que las medidas estadounidenses violan las normas multilaterales del comercio.

DIVERSIFICACIÓN

Una de las respuestas que está empleando China para afrontar esta situación es la diversificación de sus socios comerciales y suplidores, el mejor ejemplo es el caso de la soya.

Antes de la guerra comercial, EE.UU. era el principal proveedor de soya a China. Pero ya en 2023 China importó 69.95 millones de toneladas métricas de soya desde Brasil, un aumento del 29% respecto al año anterior y un 70% del total de importaciones de ese vegetal.

Esta medida hizo que las importaciones de soya desde Estados Unidos cayeran un 13%, hasta 24.17 millones de toneladas, reduciendo su participación al 24% del mercado chino, según datos del portal Business Recorder.

En cuanto al maíz, China ya ha logrado reducir al 14,5% las importaciones desde EE.UU. gracias a nuevos acuerdos con países como Brasil, Ucrania, Rusia, Birmania y otros, según publica EFE. Lo mismo ocurre con el trigo, en el que EE.UU. sólo suple el 17,3% del consumo chino gracias a la entrada en el mercado de Australia, Canadá y Kazajistán.

Lo mismo ocurre con la carne de res y de cerdo, rubros en los que Canadá, España, Dinamarca, Australia, Uruguay, Brasil y Argentina están desplazando a los productores estadounidenses.

Esta transformación en la matriz de proveedores no solo mitiga el impacto de los aranceles, sino que fortalece los vínculos con países del sur global y disminuye la dependencia de productos críticos provenientes del rival geoestratégico.

DESAFÍO TECNOLÓGICO

Los aranceles estadounidenses a las importaciones desde China encarecerán las mercancías para las empresas y los ciudadanos importadores dentro de Estados Unidos, lo que probablemente hará que otros suplidores (Vietnam o Taiwán, por ejemplo) reemplacen a los proveedores chinos.

Esto afectaría principalmente a las empresas tecnológicas de China, suplidores hasta ahora de computadoras, equipos de transmisión, teléfonos inteligentes, auriculares y micrófonos, y otros equipos electrónicos, que son principalmente los que importa EE.UU.

Ante ello, China también está diversificando su red de destinos comerciales para la exportación, redirigiéndolas hacia Asia, Europa, América Latina y África.

Según Bloomberg, mientras las exportaciones chinas de juguetes y equipos electrónicos a EE.UU. disminuyeron en un 20% interanual entre 2018 y 2022, aumentaron hacia países como Vietnam (+18%), India (+22%), México (+17%) y Emiratos Árabes Unidos (+15%).

A nivel nacional, China viene trabajando en fortalecer su capacidad tecnológica nacional y ante las restricciones estadounidenses al acceso a semiconductores y microprocesadores avanzados, software y tecnologías vinculadas a la inteligencia artificial (IA) han impulsado una oleada de inversiones estatales y privadas en innovación.

El gobierno chino ha creado fondos especiales para desarrollar chips y está incentivando a empresas como Huawei, SMIC y Alibaba a liderar la transición hacia una industria de alta tecnología y autosuficiente.

Según un informe de Bloomberg, China destinó más de 140 mil millones de dólares en 2023 a su programa de sustitución de importaciones tecnológicas, con el objetivo de cubrir al menos el 70% de su demanda de chips para 2027.

El mejor ejemplo de ello es el desarrollo de alternativas nacionales a los chips de inteligencia artificial de Nvidia, cuyas exportaciones fueron restringidas por EE.UU. a finales de 2023. Empresas chinas como Biren Technology y Cambricon ya han anunciado prototipos competitivos, según reportó The Times.

MERCADO INTERNO

La guerra comercial ha acelerado otras tendencias que ya estaban en marcha en China, como el fortalecimiento del mercado interno como motor de crecimiento económico.

El gobierno chino ha promovido políticas de redistribución, mejoras salariales, expansión del crédito al consumo y del urbanismo para fomentar una clase media con mayor poder adquisitivo.

Según datos del Buró Nacional de Estadísticas de China, el consumo interno representó el 54.7% del crecimiento del PIB en 2023, consolidando el modelo de “doble circulación” promovido por Xi Jinping: una estrategia que busca equilibrar las exportaciones con una base de demanda interna robusta.

De hecho, las proyecciones del portal Visual Capitalist apuntan a que China se convertirá, para 2030, en el mayor mercado de consumo del mundo.

LIDERAZGO EN ASIA

Para reducir su dependencia de los productos estadounidenses, China también ha fortalecido su presencia en tratados multilaterales como la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el mayor acuerdo de libre comercio del mundo en términos de población y PIB conjunto.

Con 15 países miembros que incluyen a Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda y las principales economías del sudeste asiático, el RCEP ofrece a China acceso preferencial a múltiples mercados, sin depender de las contradictorias relaciones bilaterales con Estados Unidos.

Además, pese a los contratiempos, China sigue promoviendo su Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda, con inversiones en infraestructura que aumentan su influencia económica y política en más de 60 países.

Posted in Opiniones

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas