En nuestro país estamos desarrollando grandes esfuerzos hacia el logro de una educación de calidad, y el presidente Danilo Medina Sánchez ha unificado todos los subsectores del Sistema Educativo Dominicano con la finalidad de alcanzar ese objetivo colectivo.
La estrategia consiste en emprender un trabajo conjunto en procura de lograr las metas definidas para el sector educativo, en correspondencia con el Programa de Gobierno 2016-2020, el Pacto Educativo, la Estrategia Nacional de Desarrollo al 2030, la Agenda 20-30 de las Naciones Unidas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y así poder avanzar hacia una sociedad dominicana cada vez más justa, humana, solidaria, inclusiva, desarrollada y moderna.
Los avances logrados son valiosos y continuaremos trabajando hasta lograr las metas establecidas al 2020. La inversión del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) en la educación pre-universitaria, los programas de becas nacionales e internacionales, la formación de 20 mil maestros y maestras de excelencia, el Programa República Digital y otras importantes iniciativas, nos permiten asegurar que avanzamos de manera sostenida hacia la calidad de la educación deseada.
Desde la perspectiva antes planteada, resulta importante tener presente que la educación de calidad, a la cual aspiramos, no solo implica la construcción de conocimientos y el desarrollo de competencias para formar técnicos y profesionales exitosos, que respondan a los desafíos del siglo XXI, con el apoyo de las ciencias, la investigación y las tecnologías de la información y la comunicación; sino que se requiere atender, además, a la construcción de sólidos valores morales. Lo anterior va en la dirección del fortalecimiento de cohesión familiar y social, el logro de una educación integral, la formación de personas capaces de asumir y llevar a cabo un proyecto de vida valioso en lo personal y socialmente útil y el establecimiento permanente de la convivencia pacífica entre las y los ciudadanos.
La educación de calidad debe generar valores sociales como la tolerancia, el respeto a los derechos de los demás, la solidaridad y actitudes responsables que nos permitan anteponer los intereses generales a los individuales.
Como integrante del equipo que trabaja en el Proyecto Educativo que impulsamos, compartimos estas reflexiones motivadas por los hechos violentos que en los últimos días han impactado con gran dolor a las familias dominicanas, los cuales; no solo han provocado muertes muy dolorosas, sino, que nos obligan a unir esfuerzos entre los centros educativos, las familias, las iglesias, las instituciones sociales y culturales, como el único medio idóneo para construir un sistema de valores, actitudes y convicciones que impida que los lamentables sucesos como los de Emely Peguero, Dioskary Gómez y Rosalinda Yan Pérez, pasen a formar parte de nuestra vida cotidiana.
Vivimos en una sociedad global, interconectada y en comunicación permanente por todos los medios, por lo que los niños, jóvenes y adultos estamos continuamente informados de todos los acontecimientos que ocurren en el mundo, sean estos positivos o negativos. Por tanto, necesitamos mantener una supervisión y acompañamiento constante con nuestros descendientes y relacionados para que los hechos negativos que ocurren en el mundo y en nuestro país, no cambien las formas de pensar, sentir y actuar por la que estamos trabajando.
Recordemos que la educación en valores solo es posible si nos unimos centro educativo-hogar-comunidad para que lo que intentamos enseñar lo podamos mostrar en nuestras prácticas de vida y lograr que niños y jóvenes asuman un sistema de valores, actitudes y convicciones coherente con el que tradicionalmente ha asumido la familia y la sociedad dominicana.