La dominicanidad es un sello, una marca, una estampa que llevan, de manera indeleble, los nacidos bajo el signo del plátano. Ocultarlo es tarea imposible porque en cualquier reacción, expresión o actitud, el criollo refleja los 3 colores patrios, haciendo posible su identificación, sin dudas. “La Vaina”, término que puede ser sustantivo, adjetivo y verbo, en una misma frase y que el dominicano maneja con singular maestría, acompaña al criollo adondequiera que esté….y hay de esta patria en cualquier parte del mundo, con su particular güiri- güiri…Somos pasionales al extremo, con hiperbólicos conceptos de tener “lo mejor de la bolita del mundo”. Pueblo escogido….por nosotros mismos, que ha aprendido a reírse de sí mismo al tiempo que todo lo goza y celebra de manera espontánea y que de todo hace una “chercha”. Que vive frente a la vida como si no hubiera mañana, con sujetos que “saben hacé de tó” sin jamás haberlo ejecutado. De amistad fácil y espontánea, de “mecha corta” para reaccionar, convierte al desconocido en compadre y al recién conocido en “su “helmano”. Parejeros de nacimiento, hasta creerse centro del universo y dueño de criterios únicos “porque sabe de tó y mucho”, llevándolo a opinar de temas universales y más si hay unas “frías, vestidas de novia” de por medio. Pocas cosas unen más al criollo que la propia dominicanidad, haciendo posible la casi imposible unanimidad dominicana. Véase el fenómeno Marileidy Paulino, cómo su carrera en París el pasado viernes, aglutinó a todos en una masa que corrió junto a ella, en un “toque de queda universal”, y gritó (de seguro una palabrota) cuando llegó primera e hizo récord olímpico. “Ofrécome” a veces seguido de un “vale” sureño, o “ei Pipo”si “dei Cibao” se trata, para expresar sorpresa, admiración, exclamación. No hay criollo que no sepa lo que es “ un tingola” golpe peculiar de dedos, en la “nue de Adán” y muchos, lo que es un “roquitoqui” como cocotazo en la chola. ¿Qué criollo no sabe dar cuenta de lo que es “piogán” en la batata”, y que los musculus gastrocnemius o popularmente gemelos, en medicina, los de la pantorrilla para más señales, le decimos “la batata”; que “tabaná” es golpe fuerte y que tiene onomatopeya propia: “tituá”, tóquiti rián, dependiendo de la intensidad. Que esos sonidos son parte de la conversación para dar énfasis a la acción. “Fuáquiti, para señalar el sonido de la correa y tan-tan-tan para indicar si fueron tiros. Al tipo no lo mataron; “se lo lambieron”. No le fue infiel:”se la pegó”. Al que luce desnutrido y maltratado, por lo general cuando el sexo que le demandan excede sus capacidades: “se lo chupó un pato”. Alitraneao es el que batea por donde menos se espera y “el que batea de fao sale ca…” “Deja esa vaina tranquila, que eso se arregla solo” y “lo que ta bien no se jurunga” son dos principios universales que rigen la vida nacional. La dominicanidad es también musical con la paternidad del merengue y la bachata y “sabrá Dios que más” sabemos lo que es un rámpano, un nacío, un golondrino y sabe que algunos se mueren de un “caldiáco”

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