Buena parte de los medios dominicanos trata con excesiva delicadeza al gobierno de Venezuela diciendo que muchas de sus acciones encaminan a ese país hacia la dictadura. La apreciación es incorrecta porque el chavismo es una férrea dictadura en camino de convertirse en una tiranía tan cerrada e irracional como la cubana, donde encontró su inspiración y guía.
Si duda quedara, bastaría lo ocurrido con la Orquesta Juvenil de Venezuela, a la que el presidente Nicolás Maduro le ha prohibido viajar para cumplir con una gira por varias ciudades de Estados Unidos, encolerizado por las tibias críticas de su director, Gustavo Dudamel, por el asesinato de un integrante de la orquesta, un violinista de 17 años, Armando Cañizales, durante una protesta contra el régimen. Maduro amenazó a Dudamel en una comparecencia por televisión alegando que “el sistema de orquesta existe gracias a la revolución”, lo cual es una suprema mentira pues fue creada hace más de 40 años, cuando nadie podía imaginarse un absurdo como el chavismo, cuya herencia ha sido el esperpento que la tiraniza.
La insólita reacción ha afectado a más de 200 niños y adolescentes, que integran una de las agrupaciones más importante de su género a nivel mundial, lo cual debería suponer un orgullo para Venezuela y no el blanco de un ataque personal de un dictador que ve en cada gesto de independencia o libertad ciudadana una amenaza. Dudamel y Cañizales no han sido las únicas víctimas de la orquesta. Ya otro joven violinista, Willy Arteaga, había sido arrestado con su instrumento, y confinado en condiciones inhumanas por varias semanas antes de ser puesto en libertad sin formularse cargos.
De manera que lo que existe en Venezuela no es un régimen camino a la dictadura, sino una dictadura. Y es incomprensible que expresidentes que dicen ser demócratas apoyen con su mediación cuanto allí ocurre bajo este Maduro tan inmaduro.