La llamada “ideología de género” que se trata de imponer sobre la base de que la identidad sexual no es una realidad biológica sino una construcción socio-cultural, carece de sustentación científica. Pero esa corriente defensora de los transexuales a elegir su sexo, está ganando terreno en muchas partes y comienza a expandirse en el país. Organizaciones internacionales, con el respaldo de algunos gobiernos intentan imponerla a través de los niveles más bajos del sistema educativo, es decir la educación infantil.
El tema encierra un peligro inminente y las consecuencias ya se han visto, como es el caso de España. Allí, en reacción a una campaña por grupos defensores de los derechos de los homosexuales, ciudadanos españoles hicieron circular en autobuses con un letrero que decía: “Los niños tienen pene, las niñas tienen vagina”. Esa irrefutable realidad provocó airadas expresiones de repudio por grupos de la comunidad LGTB que la estimaron insultante, lo que encontró amplios espacios en los medios, y generó acciones represivas de parte de la autoridad pública, como fue el caso de la confiscación del vehículo por parte de la alcaldía de Madrid y el sometimiento judicial de los autores.
Lo innegable es que los niños tienen pene y las niñas tienen vagina y los auspiciadores de la llamada “ideología de género” no podrán probar científicamente que una persona puede cambiar su identidad sexual por medio de operaciones de los genitales. En el fondo de tan grave problema subyace lo fundamental y es que esta delirante campaña agrede derechos esenciales de la familia, es decir el derecho de los padres de educar a sus hijos conforme a sus valores.
La transexualidad en los niños equivale a “abuso infantil”. Esta “ideología” también intenta cambiar el idioma con cosas, por ejemplo, de “dominicanos y dominicanas” tan propia del discurso político, ya que el plural envuelve ambos géneros.