Hoy quiero hablar un poco de mis colegas en lo concerniente al respeto que nos debemos los unos a los otros en el ejercicio sin importar el área que desempeñemos ni el espacio en el que hemos preferido desenvolvernos.

Sonaría muy cliché venir a repetir la frase: “El respeto al derecho ajeno es la paz”, de Benito Juárez, pero cabe perfectamente en este escrito de “Periodismo y Gramática”, que con todo cariño elaboro para ustedes en la edición de los jueves de esta que ha sido mi casa: elCaribe.

Vamos a ser claros: tratar de montar encerronas a algún colega por cualquier tema que esté haciendo ruido sin ver el trasfondo, no solo es un reto, sino que es muy delicado porque el público puede percibir la intención de quien entrevista y si la forma en la que se hace es profesional o cuestionable.

Entiendo yo, y sé que otros profesionales de la comunicación también, es de muy mal gusto si la intención en una entrevista no deriva en un periodismo profesional, porque quien maneja el tacto y la prudencia con base en la formación, sabe cómo abordar un tema sin ofender, e invita al entrevistado a sentirse cómodo y usar la plataforma, incluso, para aclarar algo que no le han dado la oportunidad de hacer en otros espacios, pero, sobre todo, enarbolando el respeto a quien entrevista y a la audiencia.

El mundo que vive la comunicación hoy día es un desafío para quienes abrazan el oficio con respeto y procuran sostenerlo ante tanta basura de contenido que abunda, pero, sobre todo, ante tantos espacios que se prestan a quererse montar en la ola de “enganchar” sin importar que pueda costarles el prestigio y que lo encasillen en el grupo de los otros que muchos llamamos “enganchados”.

Y no quiero que nadie se sienta mal. Este es un escrito para reflexionar, porque no podemos, por un lado, cuestionar cómo algunos hacen periodismo y, por otro lado, ir en contra de lo que promovemos abusando del poder que nos da un micrófono, y desvirtuar totalmente la esencia del oficio.

No quiero tampoco que los enganchados al oficio se sientan mal, porque ya en un escrito anterior dije que debemos apoyarlos para que puedan hacerlo bien, aunque algunos casos sean insalvables, y eso ocurre en todos los espacios.

Los periodistas debemos tener cuidado a la hora de pisar a un colega, si hay errores cometidos, pues entiendo que hay que dejar que los poderes a cargo actúen, porque lo peor es actuar por especulación sin pruebas, sin fallo o sin sentencia de un juez.
¡Gracias por leerme!

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