A estas alturas uno creería que los métodos de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) serían diferentes. La inversión en planteles, la tanda extendida, los almuerzos a los estudiantes, la mejoría de los salarios y el cumplimiento del 4% serían suficiente incentivo para cuando no estén de acuerdo con algo, no utilizar el oxidado recurso de las huelgas.
¿A quién perjudican las huelgas? A los estudiantes en primer término, pero al país en general. Nunca he oído al tremendista sindicato protestar por los bajos índices que alcanzamos en todas las pruebas de aptitud de nuestros estudiantes, tanto nacionales como internacionales.
Nunca los he oído protestar porque un director de Distrito no cumpla con sus responsabilidades o sea simplemente un incapaz. Nunca los he oído protestar contra maestros que abusan de los estudiantes.
He sido testigo de ministros de Educación que han dado todo lo que tienen por aportar a un cambio en el sistema educativo. Especialmente, me ha tocado interactuar con Milagros Ortiz y Ligia Amado Melo. Ambas mujeres de carácter, dedicadas, la última una maestra de toda la vida.
El respeto a doña Ligia es de tal manera que en una oportunidad le reprochaba a su antiguo alumno César Nicolás Penson por una declaración que había dado y que no le gustó. César, con sus más de seis pies de estatura parecía de cuatro, no por temor, porque en su carrera como dirigente empresarial se ha enfrentado a miles de retos, es que como alumno, no importa los años que hayan transcurrido, a un profesor de verdad sus alumnos los aprecian y respetan sin importar los años transcurridos.
Con ambas y con otros, que dieron todo su esfuerzo para cambiar este atrofiado, arcaico y desigual sistema, en algún momento hemos tenido diferencias, pero sin dudas reconociendo la dedicación, las horas dedicadas y la frustración por no poder hacer cambios que permitan una educación de más calidad, no por falta de recursos, sino por la miopía y la politiquería de quienes dirigen un sindicato que sólo le preocupa sus reivindicaciones y mantener el estado de cosas tal y como han sido siempre y finalmente graduando estudiantes mal preparados. Existen excepciones por supuesto.
Ahora le toca tratar de hacer la diferencia a Andrés Navarro, un arquitecto que ha demostrado capacidad en las posiciones que ha desempeñado en la administración pública.
Se convoca a huelga porque no se quiere aceptar la aplicación de la ordenanza 24-2017, que convoca a la selección de ternas para la elección de los 18 directores regionales y los 122 distritales del sistema educativo nacional.
Se oponen a las ternas porque es un método más riguroso, donde se seleccionarán directores de mayor calidad que beneficiará la educación. Pero eso es algo a lo que siempre el gremio se ha opuesto.
Pero tres cosas llaman la atención. Lo primero, como siempre, acusar al sector empresarial como lo ha hecho Eduardo Hidalgo, presidente del gremio, que dice, que Educa pretende apropiarse del presupuesto. Ninguno de los que hemos dirigido Educa en los últimos veinte años hemos sido suplidores de Educación.
Segundo, las declaraciones de María Teresa Cabrera no pueden ser más penosas cuando dice que los puestos los eligen el partido de gobierno, implicando que la calidad no es primordial en la elección.
Por último, la oposición al cambio para mejorar la calidad ha sido una constante y mientras mantengamos posiciones de este tipo nuestro sistema educativo seguirá ocupando los últimos lugares de los países de la región, sin importar el interés del Presidente de la República ni del ministro de turno, ni el esfuerzo que se haga en aplicar el 4% del presupuesto para mejorar nuestro sistema educativo.
¿Puede más la insensatez de un grupo que el interés de un país? ¿Puede más el conflicto de interés que presenta el presidente del gremio, cuando uno de los que tienen que someterse al proceso de selección es un familiar? Mientras tanto, nuestros niños seguirán en sus casas esperando que la ADP decida cómo quiere gobernar el país.