En la historia política de los últimos cincuenta años, en República Dominicana -quizás mi opinión podría rallar en lo hiperbólico- se registra un líder de la estatura de José Francisco Peña Gómez. El criterio, por lógica, puede abrir un debate nacional.
Durante esos diez lustros, Peña Gómez estuvo presente, con un claro pensamiento democrático, en los más trascendentes acontecimientos políticos del país.

En la segunda entrega resalté su firme participación en la gloriosa Revolución de Abril de 1965, mientras que en los nunca olvidados terribles 12 años, que normaron los primeros tres períodos de gobierno de Joaquín Balaguer, encabezó titánicas luchas.

La historia, hay que reiterarlo, no tiene reversa. Lo expongo a propósito de que gracias al liderazgo de Peña Gómez, Balaguer -sagaz dirigente político dominicano que más ansiaba el poder- fue sacado del Palacio Nacional en agosto de 1978. Ratificar que Peña Gómez fue un hacedor de gobiernos perredistas.

El viejo PRD ha estado, en el marco de la etapa política moderna, tres veces en el poder… comenzó con los presidentes don Antonio Guzmán para seguir con Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía.

Es significado precisar que con el discurrir del tiempo, tras Juan Bosch abandonar su vieja casa, le dejó el camino fértil al joven dirigente político que, en base a un trabajo sin pausas, hizo que el PRD llegara a la cima.

Con grandes acciones, también a nivel de todo el orbe, en la medida que iban pasando los años, veía crecer su singular liderazgo sin dejar ver nada de miedo ante el sangriento régimen balaguerista.

Sin ponerle una pizca de duda, el PRM, extensión moderna del mítico PRD, puede también ser considerado como un partido gobernante gracias a la larga estancia del perredeísmo histórico y, desde luego, producto del liderazgo de Peña Gómez.

El Partido Revolucionario Moderno (PRM) es una “réplica” del histórico PRD. El PRM, como resultado de la escisión del PRD, tuvo un positivo nacimiento. Ya cumplió siete años. El PRM es un “hijo grande” del PRD de ayer fundado en Cuba en 1939 y que desarrolló un exitoso crecimiento en el país a partir del cinco de julio de 1961.

¿Qué hubiera sido del PRD, tras la ida de Juan Bosch, sin el liderazgo de Peña Gómez? La respuesta es fácil: Un adefesio de la política nacional. Un “partidito” sin ninguna perspectiva de triunfo.
Un partido de bolsillo, organización bisagra. Sí, bisagra, muy parecido a una caterva de organizaciones locales, pero con etiquetas de entelequias políticas que solo tienen vigencia durante los procesos electorales.
Continuará.

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