El mundo artístico latinoamericano fue estremecido la pasada semana por un acontecimiento ocurrido en la de vida de un artista urbano, que muchos no se imaginaban, pero que ya ha sucedido en muchas ocasiones con personas de gran fama y popularidad que creen tenerlo todo, pero que viven profundamente solos, tristes y frustrados.
Ese acontecimiento fue la conversión a Jesús del artista Carlos Efrén Reyes Rosado, mejor conocido como Farruko, uno de los boricuas urbanos de más fama, popularidad y pegada en los actuales momentos. Y mayor sorpresa aún fue que ese hecho ocurrió justo en un concierto del artista en Miami, cuando sus seguidores fueron a disfrutar de este rapero urbano que vivía incitando a consumir drogas, que sus canciones estaban llenas de malas palabras y obscenidades, que ponía el dinero como el Dios de su vida y llamaba a no respetar a nada ni a nadie. De repente, y como parte de un proceso de reflexión, Farruko informó a sus seguidores que el artista que ellos conocían había terminado, y que en él había nacido un nuevo hombre, un nuevo ser humano, lleno de Jesús.
Eso que pasó con Farruko no es nuevo. Ha pasado con muchos artistas que la fama, el dinero y la popularidad les han llevado a tener vidas llenas de tristezas, soledad y temores. Hace decenas de años que los salseros Richie Rey y Bobby Cruz, en el pináculo de sus carreras, dieron el paso de asumir a Jesús como su Señor y Salvador. Eso también aconteció con Ismael Miranda Y Alex De Castro, y en el 2008 con el rapero Héctor El Father, quien en ese momento era el más popular y trascendente rapero boricua.
Pero no es solo con los artistas de Puerto Rico que ha sucedido. En nuestro país tenemos el caso de tres importantes merengueros que luego de alcanzar el mayor nivel de fama, popularidad y dinero, entendieron el vacío de sus vidas y asumieron a Jesús. El maestro Ramón Orlando dio el paso en la década de los 80 y se ha mantenido firme como un seguidor de Jesús. Juan Luis Guerra, el más trascendente artista dominicano de todos los tiempos, cuando su carrera estaba en el mayor nivel, después de pegar mundialmente el disco Bachata Rosa, se dio cuenta que su vida estaba vacía y que incluso para poder dormir con tranquilidad tenía que usar pastillas. Dio el paso de asumir a Jesús y su vida se transformó para bien. Y el tercer caso es el de Jossie Esteban, uno de los merengueros de mayor pegada en la historia de ese ritmo, que hace años tomó el camino de Jesús y su vida también se han transformado de forma plena.
Para muchos de esos artistas, cuando están en el pináculo de su éxito creen tenerlo todo, pero se dan cuenta que en realidad no tienen nada. Y al buscar a Jesús encuentran el verdadero y real significado de sus vidas. Porque, ciertamente, el verdadero, real y promisorio significado de lo que somos, solo se encuentra cuando ponemos a Jesús en nuestros corazones y lo colocamos como el centro de nuestras vidas.
Cuando Farruko habló con sus seguidores en ese concierto de la pasada semana dijo lo siguiente: “… yo por las noches lloraba, me sentía vació. Teniendo los mejores carros, teniendo todo. No crea que Farruko se quitó, oh es que se convirtió y es el más religioso. No, Farruko tuvo un encuentro con papá Dios y lo hizo tocar el piso”. Luego afirmó: “«aunque materialmente lo he tenido todo, eso no ha significado la felicidad para mí». Y a seguidas dijo que su felicidad la encontraba en Jesús y que de ahora en lo adelante se entregaba a esa verdadera vida, que sólo el hijo de Dios puede dar. Farruko entendió plenamente el Salmo 118:14 que dice: “El Señor es mi fuerza y mi canción; Él me ha dado la victoria”.