Inmersos en el pasado. En mayo de 2006, Vietnam y Estados Unidos anunciaron simultáneamente en Hanoi y Washington, un acuerdo de apertura comercial, que allanó el camino del país asiático a su formal ingreso a la Organización Mundial del Comercio.
En mayo de 2006, Vietnam y Estados Unidos anunciaron simultáneamente en Hanoi y Washington, un acuerdo de apertura comercial, que allanó el camino del país asiático a su formal ingreso a la Organización Mundial del Comercio. Funcionarios de ambas naciones elogiaron el acuerdo como “histórico”. El documento, que selló los compromisos comerciales contraídos por las dos partes, fue firmado un mes después en Ciudad Ho Chi Minh, la antigua capital de Vietnam del Sur, llamada anteriormente Saigón.
Se trató de un paso trascendental que muestra los cambios profundos producidos en el campo de las relaciones internacionales, tras el fin de la guerra fría, y que el liderazgo político del Tercer Mundo en este hemisferio se niega todavía a admitir. Mientras Vietnam estrecha sus vínculos comerciales con Estados Unidos, con el que sostuvo una de las más cruentas guerras de la historia moderna, países latinoamericanos se resisten a aceptar la apertura comercial como una necesidad de estos tiempos de globalización. La miopía de buena parte del liderazgo latinoamericano quedó de manifiesto ese mismo año en la cumbre presidencial con la Unión Europea, celebrada en Viena, matizada por la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos. En esa importante cita, los líderes europeos recordaron a los presidentes de la región que si bien son legítimas las opciones, las naciones que han abierto sus mercados han obtenido mayores dividendos que aquellas que los mantienen cerrados.
Mientras Vietnam y Estados Unidos sepultaron los rencores de años de cruenta guerra, gente entre nosotros sigue opuesta a tratados de libre comercio. Grupos renuentes a abandonar el pasado, que no desperdician ocasión de protestar y montar piquetes contra todo lo que huela a Norteamérica. En cambio, los vietnamitas se dieron cuenta de que en la paz hay oportunidades imposibles de encontrar en la guerra.