Este 27 de febrero se cumple el 179 aniversario de la Independencia Nacional. Todos recordamos y valoramos ese gran heroísmo del grupo de trinitarios que, sin importar lo duro de la realidad en ese momento, fueron capaces de agruparse bajo la dirección y orientación de Juan Pablo Duarte, líder, guía y principal responsable de la libertad alcanzada en ese febrero heroico.
Algunos sectores de la nación dominicana en diversos momentos de la historia, han querido restarle méritos a Duarte porque él no estuvo presente en la Puerta de El Conde la noche del 27 de febrero, cuando se proclamó la separación de Haití y el nacimiento de la República Dominicana, la nación libre, soberana e independiente que había sido creada por la visión y el trabajo de Duarte y los trinitarios. Para evitar especulaciones y falsedades sobre Duarte, es muy importante conocer las razones que lo obligaron salir del país en agosto de 1843. Desde inicios de ese año, Duarte y los trinitarios habían incrementado sus acciones de lucha en contra de la dominación haitiana. Es justo en esa época que se realiza una reunión en la casa del señor Manuel Joaquín Delmonte, un importante funcionario del gobierno haitiano que Duarte entendía podría ser clave para concretar la separación en ese momento. A esa reunión asistieron representantes de diversos grupos, entre ellos de Los Hateros, el poder social y económico de esa época.
En la reunión citada, un representante de los llamados afrancesados propuso salir del dominio haitiano y pedir el protectorado de Francia. Duarte rechazó de plano esa propuesta expresando que “todo proyecto que atentara contra el interés nacional constituía un crimen de lesa patria”. La reunión en la casa del señor Delmote terminó sin acuerdos y según el historiador Juan Daniel Balcácer al día siguiente “las autoridades haitianas recibieron una lista de sediciosos -encabezados por Duarte- quienes conspiraban contra la Unión con Haití y alegadamente procuraban la incorporación a Colombia de la parte española de la isla al igual que por el restablecimiento de la esclavitud de los negros”.
El gobierno provisional de Haití, al enterarse de las acciones tendentes a la separación de nuestro país del dominio haitiano, decide enviar al general Charles Herald a Santo Domingo acompañado de un ejército de unos 12,000 hombres. El 12 de julio de 1843 llega a Santo Domingo el general Chales Herald y de inmediato destituye la Junta Popular creada por Duarte y los trinitarios, y decide castigar a los que querían separarse de Haití. Inicia una dura persecución en contra de Duarte, quien de acuerdo a los informes que tiene el general haitiano es el “jefe de la conspiración para separar la parte española de la república haitiana”.
La persecución en contra de Duarte es tan fuerte que las autoridades haitianas ofrecieron en principio una recompensa de 200 pesos y un empleo al que diera informaciones de cómo encontrarlo. De acuerdo a algunos historiadores el gobierno haitiano llegó a ofrecer por la captura de Duarte tres mil pesos, una fortuna en ese tiempo, y el rango de coronel a quien diera la información.
Para evitar ser atrapado ante la implacable persecución de Charles Herald y el gobierno haitiano, Duarte va de escondite en escondite, recibiendo el apoyo de muchas personas. Pero la persecución se hace implacable. La casa y el negocio de su padre Juan José son revisados y amenazan a su familia. Fruto de esa tenaz persecución en su contra y cuando ya el cerco se estaba cerrando, el 2 de agosto del 1843 Duarte decide salir del país junto con Pedro Alejandro Pina y Juan Isidro Pérez rumbo a Caracas, Venezuela, siendo este su primer exilio.
Hay que entender que en esa época, 1843, no había ni teléfono, ni internet, ni radio, ni televisión en el país y que toda comunicación era a través de cartas que traían los barcos cada cierto tiempo. Con cartas que se enviaban a través de terceras personas, Duarte y Sánchez, quien había simulado su entierro para no ser atrapado por los haitianos, se comunicaban y se mantenían al día de las gestiones de los independentistas que estaban en el país y de los que estaban en el exilio. Esto significa que todos los movimientos que se realizaban en el país para lograr la independencia seguían siendo dirigidos por Duarte y que el 27 de febrero, aunque físicamente no estuvo presente, estaba más presente que cualquiera. Con justa razón las dos principales consignas lanzadas la noche libertaria del 27 de febrero fueron: “Viva la República Dominicana” y “Viva Juan Pablo Duarte”.