Huracán, palabra taína, con que los pobladores originales de estas tierras que creemos “nuestras”, llamaban a los fenómenos tropicales. Los conocemos como depresión, tropical, ciclón, tormenta, nombres que califican su magnitud. Se caracterizan por una masa de aire que gira alrededor de un centro de baja presión, cargado de abundantes lluvias. El sentido de rotación es contrario al de las manecillas del reloj en el hemisferio norte y en el mismo sentido del reloj, en el hemisferio sur, influidos por la rotación de la tierra. Resulta una monstruosa maquina térmica vertical, con descomunal fuerza y poder, que se mantiene “funcionando” por la rotación y gravedad terrestre, combinado con otros factores. Advertida está la población mundial, de la severidad de los fenómenos naturales en el presente y futuro, por la manera irresponsable con que la raza humana, ha “jurungado” la naturaleza y roto equilibrios, que nos pasan “factura”. A esto añadimos la cultura poco previsora que adorna la personalidad dominicana. Como nos encanta violar leyes, no se miden consecuencias al violar las “leyes naturales”. Es común echarle la culpa al río, por sus desbordamientos, cuando cubre zonas urbanizadas, en contra hasta del sentido común. La naturaleza, a la larga, recupera sus espacios. Cada huracán pone de manifiesto esas imprevisiones individuales, acompañadas de irresponsabilidades de autoridades que debieran ser capaces de prohibir desarrollos, que pudieran convertirse en zonas de peligro. El país está lleno de construcciones que no resistirían un ventarrón de tormenta y menos vientos de un fenómeno categoría 5, en la escala Saffir-Simpson, con vientos que en el caso de Irma, casi han alcanzado los 300 kph. El monstruo meteorológico bautizado Irma, es el más reciente evento de esta clase, que nos asusta y mueve a acciones para mitigar daños. Por suerte, este súper mega huracán, no tocó costas dominicanas ni ocasionó víctimas mortales en nuestro territorio. Al acercarse, traía un rastro luctuoso de 25 muertos y aun no se conocen cifras de las víctimas en Cuba, país al cual azotó con furia descomunal. Aunque con muchos daños materiales, otra hubiese sido la historia si en la “trayectoria del sol” se hubiese atravesado ese “pájaro”. El gobierno actuó con tiempo prudente, oportuna y previsora, y reaccionó de manera veloz ante los eventos que tuvieron lugar. El comercio “activó“ sus ventas de manera exponencial, porque el dominicano, el mismo que no toma precauciones con tiempo, se desborda comprando alimentos mas allá de los que se podría comer en un mes, “desguañangando” su economía. Las redes sociales, ante el tedio, fue sujeto activo de las redes sociales, que dieron cuenta de todas las “bellaquerías” de memes y comentarios jocosos, ante lo poco trágico, en general, que resultó del paso del huracán más peligroso del que se tenga noticia y que nos “pasó rozando”.
El huracán Irma y sus lecciones
Huracán, palabra taína, con que los pobladores originales de estas tierras que creemos “nuestras”, llamaban a los fenómenos tropicales.