Primera fecha de las madres que pasaremos sin nuestra madre, desde hace seis meses ya no está entre nosotras, sus tres hijas que la amaremos eternamente.
Se dedicó a amarnos, a acomodarnos, a aconsejarnos y a hacer lo que pudo y lo que no para proveernos educación y alimentación a niveles más allá de sus posibilidades.
Mi mamá tuvo siempre la más exquisita delicadeza para sus hijas, así como una visión aguda para motivarnos a progresar a través del estudio, nunca nos colocó cargas domésticas para que sus hijas solo se dedicaran a estudiar y jugar.
Asistimos a colegiatura privada, sin poder, estrenábamos ropa en navidad y Reyes, sin poder, uniformes siempre limpios, lustrados y nuevos, sin poder, zapatos limpios y nuevos, sin poder.
Porque solo una madre es capaz de superar sus imposibilidades para que sus hijos estén bien, aún ella no lo esté.
Nos educó con excesivo amor, con fe en Dios, honestidad, decencia y amor al estudio, al trabajo.
Mi mamá mujer honrada que no admitía malos actos. Fue nuestro más íntegro, y no exagero.
La vimos trabajar, orar, limpiar, lavarnos y plancharnos las ropas impecablemente, cocinar tres y cuatro veces por día, además de entregarnos cariño porque hasta para eso tenía tiempo.
Tuvimos una madre sumamente presente, amorosa, atenta, pendiente, apoyadora cuando era necesario, censuradora cuando también era necesario, y se lo agradecemos tanto.
Abuela preciosa de cuatro nietas a las que cuidó con tanta atención y devoción que no existen palabras para describir tanto amor de una madre.
Dicen que solo hay una, y es cierto.
No hay tal amor y atenciones incondicionales para sus hijos como el de una madre. La mía y la de mis hermanas aparte de hacer los mejores pasteles en hoja y arepas del mundo fue la más extraordinaria madre.
El que hoy tenga a su madre viva que la ame, la respete -no importando sus bondades y defectos- la cuide y la disfrute. IV Mandamiento.
A ella, y a las madres maravillosas dominicanas.
Honra por siempre, y feliz día!