Para su ensayo titulado “The Conquest of Higüey –La Conquista de Higüey”, Samuel Turner usa como fuente informática un texto que no solo no se escribió en esos aciagos días, sino que además, al escritor le faltaba todavía un corto tiempo para arribar a la isla Española. Me refiero a Fray Bartolomé de Las Casas que junto con Nicolás de Ovando llegó a nuestra isla unos días después del evento primero. Cito:
“Higüey, el cacicazgo más oriental en la isla… había sido un proveedor clave de pan cazabe desde la fundación de la ciudad minera de oro –San Cristóbal– en 1496 y el fuerte en el río Ozama –en 1498. Miguel Díaz de Aux y Francisco de Garay, descubridores de los ricos yacimientos de oro en el río Haina establecieron una relación amistosa con Cotubanamá, el cacique de Higüey, quien proporcionó a estos asentamientos pan cazabe y otros alimentos de su reino, que Incluida la isla de Saona, (que) … se había convertido en uno de los principales centros de producción de cazabe que abastecían a Santo Domingo”.
“… En 1502, unos días antes de la llegada de Nicolás de Ovando y su flota (nota mía), destinada a ser destruida en su viaje de regreso por el gran huracán de 1502, una carabela llamó a la isla Saona para cargar una carga de cazabe como era la costumbre. Las Casas, que nos ha dejado el único testimonio ocular de la conquista de Higüey, describe las relaciones cordiales que existían entre los dos pueblos”.
“Entre la gente de la isla de la saona y los españoles que vivían en este puerto y villa de santuario Domingo había mucha comunicación y amistad; por lo que se enviaban los vecinos desta villa una carabela cada y cuando tienen una necesidad y sin ella, y los indios se pueden cargar principalmente con el pan, porque fue una della abundante. Entre otras, una vez, pocos días antes que el comendador de Lares llegasemos, fue la carabela por el pan, el señor y el cacique de la isleta con toda su la gente “.
“Después de los saludos habituales, se emprendió el negocio de carga. Los indios cargaron el pan en el barco y lo entregaron a la carabela en viajes sucesivos. Esto estaba siendo supervisado por el cacique de la isla, quien dirigió a sus indios con un cetro, o vara, de oficina. Un capitán, llamado Salamanca, estaba cerca con su perro de ataque atado en una cadena. El animal se agitó mucho por los gestos del cacique con la vara. El capitán contuvo a su perro con dificultad y le comentó a un compañero: ‘¿No sería algo si lo pusiéramos sobre él?’. Uno u otro le dijo al perro, ‘tómalo’, creyendo que podían contener al perro. Al escuchar la palabra, el perro se abalanzó hacia el cacique que arrastraba al español hasta que lo soltó”. Perros y caballos se convertirían posteriormente en terribles armas de guerra.