Guerra y paz es una obra maestra de la literatura universal que escribió León Tolstoi -escritor y aristócrata ruso que se desclasó- sobre la guerra rusa-francesa (1805-1812) o napoleónica donde se resalta lo épico y el impacto socio-psicológico que acarrea la guerra en las vidas de los ciudadanos sin distingo de clases. En fin, y valga el símil, es un retrato de una atmósfera sociopolítica-histórica y psicológica que bien se reflejó en el encontronazo -¿o encerrona?- Trump-Zelenski que el mundo vio perplejo y atónito, pues nunca antes los asuntos o temas diplomacia, guerra y política habían sido expuestos con tanta crudeza, realismo penoso y lo que jamás debió debatirse en público aunque a una parte del mundo, pero sobre todo estadounidense, les gustó por haber sido testigo de lo que la historia, en tiempo prudente, debería desvelar sobre una guerra-invasión en segunda fase.
¿Por qué decimos “en segunda fase”? Porque, primero, y bajo otros argumentos, Rusia se anexó a Crimea (2014) -referéndum ilegal (que no reconoce la ONU como tampoco su independencia)-;y ahora, desde el 2022, pretende, bajo otros argumentos, achicar aun más, geográficamente, a Ucrania. Por ello, es clave saber que Ucrania desde 1991 es un país independiente y que la paz pasa por reconocer eso y que el invasor ha sido Rusia, y si se quiere terminar el conflicto debe ser poniendo en pizarra los argumentos, entre otros, últimos de Putin para correr su frontera: la solicitud de Ucrania de ingreso a la OTAN. Una vez fijado ese argumento-pretexto ruso, la salida-acuerdo luce de fácil solución.
Puesto en pizarra mundial Putin-Rusia, solo se le debe garantizar, porque todo fin de una guerra conlleva alguna concesión, que Ucrania retirará su solicitud o interés de ingresar a la OTAN y, en correspondencia, Rusia se repliega a su frontera; luego, y volviendo a la crudeza del primer párrafo, que Estados Unidos y Europa cobren a Ucrania el apoyo y la inversión, pero a Putin-Rusia no hay que cederle o garantizar más de ahí. Porqué, en fin, ¿quién ha sido el invasor? Además, ya Rusia, de todas formas, corrió su frontera -2014, bajo cualquier argumento o estratagema político-bélico- y no se trata de mutilar aun más, geográfica e impunemente a un país ante la indiferencia y aceptación complaciente de todo el mundo para complacer la ambición de una suerte de dictadura o autocracia que esfuma y aniquila a cualquier adversario político-“electoral”.
Así, de sencillo o elemental, visualizamos la Paz y el fin del conflicto Rusia-Ucrania. Y cualquier otra salida, sería una capitulación-mutilación vergonzosa e inaceptable para Ucrania y Occidente. Claro que estamos por la Paz; pero esta debe ser equitativa o equilibrada porque Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia no pueden terminar como Crimea, por más proclamación, celebración o referendo ilegal. Entonces, hablar “de lo ocupado” como irreversible, sería, sencillamente, aceptar la sola voluntad de Putin. Y eso, sería la reencarnación de Hitler o Stalin, (dos monstruos siniestros).
En fin, lo de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, en todo caso, debería ser asunto de los ucranianos sin la interferencia política-ideológica de Rusia-Putin. Y si acaso, una mediación diplomática, en todo caso, solicitada o consensuada por las partes….(pero, como ya escribimos, eso es o debería ser asunto exclusivo de los ucranianos). Los ojos del mundo están puestos en una salida-paz decorosa para Ucrania.