Hace muchos años mi hija mayor, Yancelis, dibujó dos pedazos de cartón con su apodo en una y “papi” en la otra, detalles que dije conservaría en la computadora que utilizo como editor deportivo de elCaribe hasta que arribara la fecha de dejar esta posición.
Ese día ha llegado.
La decisión de renunciar, sopesada desde finales del año pasado con mi familia y los pocos amigos que conservo desde antes de asumir en 2004, no fue sencilla, pero en la vida llega el momento de dar pasos de esta índole.
Agradezco a la empresa por creer en un servidor desde aquella recomendación que hiciese el responsable de mi entrada, Víctor Tejada, en 2003. Ni hablar de la elegancia y el respeto del ingeniero Manuel Estrella desde el primer momento y durante este proceso.
Extiendo el aprecio por igual al ingeniero Félix García por su trato lo mismo que al director Nelson Rodríguez por su valoración especial.
La experiencia fue maravillosa. Sin dudas. Afortunados somos si encontramos el sustento de la familia, pero mayor es la dicha si en el lugar de trabajo te permiten aprender y eso implica equivocarse.
Tras mis yerros estaba la voluntad de obtener más conocimiento mientras las columnas de soporte nunca temblaban.
A mis compañeros de labores, sin excepción, les mando un abrazo porque fueron parte de un recorrido de sello perenne.
Extrañaré mucho a Héctor Linares, mi jefe de grupo los fines de semana, a Héctor Marte y a Manuel Frontán en las aperturas y los cierres. Julio Castro, bendiciones hermano y espero sigas siendo ese ser humano que solo sabe ayudar.
Uno de los grandes privilegios de quien escribe fue el haber tenido un maestro como don Osvaldo Santana, quien en el oficio del periodismo tiene su comida aparte.
Estas líneas reflejan lo que hay en mi corazón, donde no hay espacio para nada más que lo bueno.
Me aguardan nuevos retos, aunque aclaro que seguiré en CDN y aportando en estas páginas que entrego con claridad meridiana, a Dios las gracias por eso y por marcharme sin lastimar estas relaciones que espero sean imperecederas.
Recojo los artes de Yancelis.
Gracias por tanto.