Los dos primeros partidos de la Serie Mundial son una prueba inequívoca de que los Medias Rojas superan en cada aspecto a los Dodgers.
Hasta ahora, la escuadra de Los Ángeles no ha tenido respuesta para un conjunto de Boston que le lleva en muchos sentidos y en uno que vale bastante, el mental.
Creo mucho en los intangibles. Hay atletas con un mar de talento, pero les falta corazón. Existen peloteros para la serie regular y otros para cuando se encienden las luces que indican que llegó la hora de acostar a los muchachos para que entren los hombres.
Fuera de los impresionantes números que acumuló durante su carrera, la esencia de David Ortiz era que le daba un palo a cualquiera en el momento de la verdad. Tenía esa aura de que resolvía en situaciones apremiantes.
David es uno de tantos que puedo mencionar, pero hago énfasis en él porque brilló en octubre con esa escuadra de Boston que luce encaminada a su cuarta corona desde 2004, tres de las cuales tienen muchos aportes de Ortiz.
Un dato que leí ayer, vía Buster Olney, de ESPN, decía que Boston ha anotado después de dos outs en el 53 por ciento de las ocasiones en esta postemporada. Solo los Bravos de 1992, con un 59 por ciento, les superan, según la información.
Esa estadística dice bastante. Una lectura que le confiero es que a la tropa de Álex Cora no se le puede dar oportunidad. La más mínima. Eso sucedió en el quinto episodio del choque del miércoles, cuando después de dos fuera tomaron comando 4-2 (perdían 2-1) y el resto fue historia.
Cora ha lucido superbo en esta ruta hacia la corona y sus pupilos aumentan su nivel en cada partido. Vencieron a los Yanquis de Nueva York, hicieron lo propio con Houston, dos trabucos, y si los Dodgers no hacen algo urgente, serán los próximos en la lista.
El dirigente boricua ha estado magistral en muchas maniobras y otras se le han dado. No solo toma decisiones con números, sino que a la vez se nutre de lo que el juego le dicta.
El partido de esta noche no es de vida o muerte, pero los Dodgers están obligados a ganarlo.
Cora y Boston huelen a monarcas de las Mayores.