“Nos basamos en una metodología, en la cual poco o mucho, a las 25 federaciones les corresponda algo. A veces nos sentamos dentro del mundo de nuestro ego y decimos yo soy fulano y a mí hay que darme tantos millones. Sí. Eso está bien y tienes la razón, pero si te asignan tantos millones, qué les va a tocar a otras federaciones que están debajo que tú y que también están buscando una plaza olímpica y la dirección técnica no puede excluir a nadie”.
Quien así se expresó fue Juan Febles Dalmasí, el director técnico del Comité Olímpico Dominicano, la pasada semana en una entrevista con el compañero Julio Castro para elCaribe, donde decidimos contactarlo por el tema del reparto de los fondos para los Juegos Olímpicos que fue noticia.
Como la distribución obedece a un criterio técnico, no a un capricho, pues Febles era una opción para arrojar luz sobre la situación al ser el encargado del área responsable y no el presidente de la entidad, Antonio Acosta, el blanco perfecto de unos cañones que, por la razón que fuere, tenían sus municiones en retiro y súbitamente cargaron y dispararon con poca piedad.
Del señor Dalmasí, además de la explicación que ofreció sobre los distintos niveles y lo que se toma en cuenta para asignar el dinero, me quedo con esa cita en la que alude “al mundo de nuestro ego”. Todos tenemos uno. Y, en lo personal, entiendo que las conquistas en cualquier terreno sirven como base para hacer exigencias.
Lo que pasa es que quien dirige un colectivo de lo primero que debe despojarse es precisamente del “yo”. Por eso entiendo cuando Dalmasí dice que se hace el esfuerzo para que a las demás federaciones les toque algo porque la “dirección técnica no puede excluir a nadie”.
No he visto, ni creo que lo haré, al primer federado del grupo A diciendo que les quiten del presupuesto para ayudar a los B y C. Al final cada quien defiende su territorio.
No es sano abrir la gatera para que salgan los jinetes de los intereses. A lo interno del COD que se reúnan para plantear soluciones al sistema que hasta finales de enero no molestaba, al menos públicamente, y se puje en una dirección.
¿Acaso el caos hará que el 2023 llegue antes de lo establecido?
Lo dudo.