Conocí a Francisco Aneurys Pimentel Cabral por la vía del también hermano Fausto Arnaldo Pacheco Belliard en 2012 y para 2013 coincidimos en el Clásico Mundial de Béisbol.
Un día en Miami su madre, Ana Cabral, en una de esas llamadas de supervisión, le dijo que se cuidara y su respuesta fue “ando con un amigo, se llama Yancen Pujols, es periodista”. Su progenitora me encargó que le cuidara a su hijo.
A partir de ese momento, comenzó una relación de hermano mayor y menor que solo creció con el tiempo. Escuchar a doña Ana decir “ese es su hermano, me lo cuida y yo sé que si mi hijo anda con usted estará bien” es uno de los grandes honores de mi existencia.
Aneurys Pimentel era excepcional. Solo Dios es capaz de hacer llegar al mundo una persona con valores, sencillez y una solidaridad gigante. Este testimonio encuentra validación en personas como Pacheco, Lenín Alvarado, Samir Mármol, Enguel Santos, Felito, Hamilton Frías, Alberto Marte, mi compadre Héctor Hidalgo, Duarys Salcedo, Dejow y Starky, entre muchos más, que no me dejan mentir.
Francisco A., como solía decirle, no sabía decir que no. “Mi bro”, otro término entre nosotros, recorrió millas para ayudar personas.
Alegre, equilibrado y un mediador natural, Aneurys era una mente brillante que dominaba varios idiomas, un ingeniero de fuste que investigaba antes de hablar.
Jamás cuestionaré la voluntad del Señor, no soy quién y por encima de todo, fui un afortunado de tenerlo en mi vida. Muchas veces le dije que lo adoraba, él por igual. Eso me ayudará en el camino.
Dios me premió con un gran hermano de la vida. Lo he llorado. Eso no es un cuento. Pero le pido al Creador que lo tenga en un buen lugar, junto a los buenos.
Quiero decirles a sus padres, doña Ana y el doctor Pimentel; a su viuda Cristiany Villar; a su hija Ana Valentina y a sus hermanos que jamás estarán solos. Igual les exhorto a enarbolar la bandera del orgullo por Aneurys, fallecido la madrugada del domingo a los 32 años.
Estoy en deuda con su familia. Aneurys me hizo mejor persona sin pedir nada a cambio. Descanse en paz, hermano del alma. Mis respetos siempre.