Según el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, por tercer año consecutivo se redujo la pobreza, y en 2022 el 3.8% de la población se ubicó en extrema pobreza, y entre 2021 y 2022 la pobreza general pasó de 23.9 % a 21.8%. Una reducción de 2.1 puntos porcentuales.
Las mentiras tienen patas cortas. Las cifras oficiales contradicen al gobierno del cambio. La narrativa en materia de subsidios sociales no se condice con los datos de pobreza.
Durante el discurso del 27 de febrero pasado el presidente de la República afirmó: el gobierno desplegó “un gran escudo social para proteger a las familias más vulnerables”. Señaló que los programas sociales fueron ampliados para aumentar el poder de compra de los más necesitados, y dijo que Supérate, “benefició en 2022 a aproximadamente 4 millones de dominicanos y dominicanas en condiciones de vulnerabilidad. Es decir que impactó a casi 1 de cada 3 ciudadanos”.
Confirmó que cumplió su promesa: “Dimos el doble del monto al doble de personas”, y manifestó: “Un millón y medio de familias recibieron el subsidio Aliméntate, por un monto de RD$1,650 mensuales”.
Según la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo 2022 (Encft) en el país habitan 10,620,359 personas, por lo que Supérate entrega subsidios al 37.8% de las personas. De los dichos del presidente se infiere que 5,250,000 personas, habitan en 1.5 millones de hogares que reciben RD$1,650 pesos mensuales. Es decir, 1 de cada 2 dominicanos depende de las ayudas del Gobierno para paliar el hambre.
Para qué se quiere un “gran escudo social” que beneficia al 50% de las personas, si solo el 3.8% de la población está en extrema pobreza, o en el mejor de los casos las transferencias deberían entregarse al 21.8% de las personas en pobreza extrema o moderada.
Cuesta aceptar que el gobierno tenga una genuina sensibilidad social. Todo hace suponer que estamos en presencia de una maniobra de demagogia política. Con los recursos públicos se decidió construir un GRAN ESCUDO ELECTORAL para blindar al Gobierno y condicionar el voto de la ciudadanía en 2024.
Recordemos que el 21 de agosto de 2020 el Gobierno extendió hasta el 31 de diciembre de 2020 los programas Quédate en Casa, el Fondo de Asistencia al Empleado (FASE), en sus dos modalidades, y el Programa de Asistencia al Trabajador Independiente (Pa´ Ti).
No obstante, el 27 de octubre del 2020 en el programa “Un día en palacio con Abinader” el presidente señaló: “Para que los dominicanos sigan recibiendo las ayudas de Fase 1 y 2, Quédate en Casa y Pa’ Ti’, el país debería tener un 15% más de ingresos en el gobierno”. Aseveró, “las ayudas se van a suspender, porque es insostenible a nivel financiero, y porque también se han reducido significativamente los desempleados”, afirmó que aquellas ayudas previas a la pandemia se mantendrían y se aumentarían los montos y la cantidad de beneficiarios. Cuando la gente más lo necesitaba el Gobierno decidió suspender estos programas.
Una mirada de mediano plazo con datos de la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo revela que, en el periodo 2016-2021, los beneficios de Comer es Primero se entregaban cada mes a un promedio de 775 mil familias. Sin embargo, en 2021, la encuesta acredita que solo se entregaron subsidios a 638,773 hogares. En 2022 el gobierno cambia el nombre de Comer es Primero por Aliméntate, incrementando, sin justificación, su cobertura en un 55.7% con relación al promedio 2016-2020. La intención fue posicionar a Supérate como la gran apuesta electoral hacia el 2024, extendiendo los beneficios a 1,206,523 hogares.
Pero como al que obra mal le va mal, los errores de diseño y de gestión de las políticas monetaria y fiscal le pasaron la cuenta al gobierno. La inflación en un abrir y cerrar de ojos erosionó el aumento de la tarjeta “La Doble“ que duplicó el monto de la ayuda para alimentación de RD$825 a RD$1650. La Encft demuestra que entre 2021 y 2022 el monto mensual por persona cayó, en términos reales, de RD$791.0 a RD$739.2.
Para la gran mayoría la situación económica y social se ha deteriorado. Cientos de miles de familias la están pasando muy mal. No se generan nuevos empleos, los salarios no alcanzan, los precios de los alimentos básicos continúan siendo muy altos, el irresponsable endeudamiento del gobierno presiona las cuentas públicas y el nivel de la tasa de interés inhibe los emprendimientos de los pequeños y medianos empresarios.
Cuando se gobierna es imperdonable utilizar fondos públicos para emprender aventuras personales. Los que lo hacen, pierden su legitimidad para mirar de frente al pueblo y pedirle otra oportunidad. Ante la falta de resultados han decidido secuestrar los programas sociales para explotar las necesidades de la gente.
Nos engañaron una vez, y ellos tienen la culpa. Que no nos vuelvan a engañar.