La creación de una instancia que reúna a las instituciones del Estado que intervienen en la marcha de la actividad turística ha sido un reclamo de los líderes del sector desde finales del siglo pasado.
La Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (ASONAHORES) lo planteó insistentemente durante años en los discursos de sus presidentes e incluyó en algunos de sus documentos programáticos la necesidad de una mayor coordinación interinstitucional con el Ministerio de Turismo y otras entidades gubernamentales.
Las relaciones de ASONAHORES con el Ministerio marchaban bien, cuando la organización o sus representantes apoyaban sin chistar las decisiones y acciones del ministro de turno. Pero se distanciaban cuando se planteaban en público o privado desacuerdos o críticas.
Fue siempre un ir y venir, de abrazos y compartir la mesa a rechazos y golpes abiertos o encubiertos de la autoridad. Había una regla no escrita: el apoyo y la ausencia de crítica era la condición para el entendimiento y las buenas relaciones.
Recuerdo un ministro que decía hay dos maneras de llevar las relaciones: dialogamos en la mesa o peleamos en los medios de comunicación y el escenario público. Pero los ministros tienen la sartén por el mango y lo de entenderse en la mesa era para estar de acuerdo de alguna manera con el Ministerio, por dos razones: el diálogo no se institucionalizó, y no era una mesa de iguales. La disidencia no era bien recibida. No sólo con ASONAHORES, también con las demás organizaciones representativas de diferentes segmentos empresariales o profesionales como agencias de viajes, turoperadores, organizaciones regionales hoteleras, clústeres regionales, prensa turística, transportistas, etc.
En diversos escenarios, borradores de documentos y en mis artículos propuse desde finales del siglo pasado la creación de una instancia formalizada, institucional que coordinara al sector público para definir y dar seguimientos a las políticas y acciones relativas al turismo, y que se ampliara con la participación de organizaciones formales representativas de los estamentos del sector.
Mi última sugerencia publica sobre el tema la hice en un artículo publicado en este diario en el 2017 que proponía al Ministerio de Turismo: “1.Crear una comisión de alto nivel (no muy numerosa) con participación de representantes de otras instancias del Gobierno relacionadas y de organizaciones del sector privado. 2. Que la comisión se ocupe de elaborar el plan de acción y el calendario, contratar los consultores necesarios y producir un proyecto que sea consensuado, incluso con todos los partidos con representación en el Congreso. El plazo es de un año 3. Que Inmediatamente después se elabore el plan de acción y presupuesto 2018-2020.” Llegue a sugerir que esa instancia la encabezara el Presidente de la República y que ordinariamente se reuniera todos los meses y cuantas veces fuera necesaria.
La semana próxima se cumplen los primeros 100 días de Gobierno y el turismo como todos los demás sectores productivos se maneja en una situación de crisis, pero la relación público-privada marcha, y la acción coordinada está aportando al país y al turismo buenos resultados.
Luis Abinader incluyó en su programa de gobierno la creación de una instancia de coordinación para el sector turístico. Cumplió. Creo el Gabinete Turístico y para no dejar espacio a las dudas, se auto designó para presidirlo, y al Ministro de Turismo lo designó director ejecutivo. El gabinete esta funcionando. El reto es hacerlo hasta agosto del 2024.