Quiterio Cedeno
Quiterio Cedeno

Cuando era un joven periodista con pocos años de ejercicio profesional, en 1979, el Ayuntamiento de Higüey me declaró “Hijo Meritorio”, porque allí nací. Habían pasado casi 10 años de mi graduación de bachiller.

Los temas sobre lo que entonces era mi pequeñito Higüey, habían ocupado mi atención como periodista, pero no imaginaba que me llegaría ese honor. Sí me llenó de orgullo que ese día tan especial, la resolución también honró a distinguidas personalidades con un historial de décadas.

También fueron distinguidos Monseñor Juan Félix Pepén Solimán, sacerdote e hijo ejemplar de Higüey, primer obispo de la diócesis La Altagracia creada en 1959, quien se destacó por su pensamiento social y su empeño en promover la educación de los jóvenes. Además, el destacado historiador Vetilio Alfau Durán y los veteranos periodistas Manuel María Poueriet Cordero (de El Caribe) y Milcíades Ubiera (jefe de redacción del Listín Diario). Era “un reconocimiento a la brillante labor que han realizado en el curso de los años”.

Por mis esfuerzos para realizar un ejercicio responsable del periodismo, la comunicación institucional durante casi 50 años y mi dedicación a la docencia desde 1981, he recibido reconocimientos, pero el que más llama mi atención en la pared junto a la computadora que uso, es del Ayuntamiento. Es un “pequeño” faro que siempre me recuerda el valor del ejercicio profesional responsable y el compromiso con la ética, los principios y la verdad en todo escenario.

Por lo mucho que valoro esa experiencia a pocos años de iniciar mi vida profesional, en estos días en el silencio de mi cubículo profesional, me he sumado al que considero muy merecido reconocimiento, que hizo esta semana el ayuntamiento de mi ciudad a Frank Rainieri. Él llegó a mi tierra cuando yo salía, y con gran visión y ejemplar dedicación al trabajo, hace más de 50 años, sembró allí la semilla del turismo, que muy bien cuidada por él ha dado muchos frutos, y cambiado el rumbo de la provincia para llevarla al sendero del desarrollo.

Cuando Rainieri llegó, Higüey era una comunidad de 21,946 habitantes, más pequeña que Salcedo, Nagua, Cotuí, Azua y otras. Su principal actividad productiva era la ganadería y la caña de azúcar que se molía en La Romana. Lo único nuevo que hoy tiene mi tierra, e incubó el cambio, es un pujante sector turístico, que la ha convertido en la 5ta provincia con 446,060 habitantes, y tercera economía del país.

Higüey tiene 234,233 habitantes, y Verón-Punta Cana, que antes no existía, 138,919, y supera a 18 capitales de provincias, incluidas todas las fronterizas y las de la región Sur. En el Cibao, más que Bonao, Cotuí, Nagua, Salcedo, y otras; y en el Este al El Seibo, La Romana y Hato Mayor. Además genera la mitad del aporte del turismo al producto interno bruto.

En mi tierra el turismo es el protagonista del cambio, y su dinamismo se proyecta al país. Lo importante es que la provincia y sus líderes se empoderen, asuma el cambio que ha traído el desarrollo y lo aprovechen al máximo.

Posted in Opiniones

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas