Copiar nunca ha sido una tarea bien vista, si se toma como referencia que el creador del mundo nos hizo únicos y especiales. Nos dio rasgos específicos para que nadie más se pareciera a nosotros.
A partir de ese hecho, crear algo nuevo exige tiempo, preparación, dedicación, esfuerzo, trabajo, disciplina y no todo el mundo está preparado para ello.
Una persona puede optar por copiar el trabajo de otra por diferentes razones, la falta de creatividad o de ideas es una de ellas, otras lo hacen por la búsqueda de reconocimiento o él éxito fácil, con un desconocimiento total de las implicaciones éticas y legales de lo que significa copiar.
En la comunicación la creatividad parece estar de vacaciones, sin la plena consideración de que innovar y ser originales es un valor fundamental, amén de que algunos se esconden en la trillada frase de que “en la TV ya todo está hecho”, para autoconsolarse cuando hacen más de lo mismo o simplemente se limitan a copiar a otro.
El anuncio del Premio Mujeres que Inspiran que se llevará a cabo el 8 de julio ha desatado una furiosa “ola inspiradora” entre algunas comunicadoras, inclusive con una trayectoria de más de dos décadas y otros proyectos ya posicionados.
La plataforma Mujeres que Inspiran tiene como principal objetivo visibilizar y reconocer a mujeres destacadas en diversos ámbitos, resaltar sus logros y contribuciones a la sociedad.
Motivar e inspirar a otras mujeres a conquistar sus metas y romper barreras, es su objetivo. La autora original de esta idea invierte tiempo, esfuerzo y recursos para desarrollar y promover este proyecto que ya tiene cuatro años.
Ahora cuando el momento sugiere que es tiempo de celebrar por los frutos que comienzan a llegar luego de una segunda temporada en la radio todos los martes en Vida 105.3 FM, y con la primera edición de la premiación en la que se escogerán las cinco Mujeres que Inspiran del 2024, la inspiración va en caída libre por falta de creatividad.
La originalidad y la honestidad son valores fundamentales en cualquier campo creativo. Prácticas deshonestas como la copia son ejemplo de falta de ética y de respeto por la propiedad intelectual.
Mientras más personas trabajemos a favor de las mujeres podremos lograr grandes transformaciones, si sucede dentro del marco del respeto, sin transgredir la ética y la legalidad. Necesitamos generar ideas, porque copiar no es una opción.