En su libro La psicología del dinero, Morgan Housel llama la atención sobre el gasto que se usa para impresionar a los demás, al que califica como una de las maneras más rápidas para llegar a pobre.

Housel nos recuerda que la verdadera riqueza es invisible. Cuando ves que una persona vive en una casa lujosa, tiene un yate o un helicóptero, y celebra las fiestas más glamurosas, lo único que puedes realmente deducir es que esa persona gasta mucho.

Cada peso gastado en todo lo antes mencionado la hace más pobre. Y no se puede descartar la posibilidad de que para tener todo eso esté endeudada hasta el tuétano.

La verdadera riqueza se ve en su estado financiero, donde se refleja lo que tiene en bancos y activos, y el dinero que debe. Y nadie anda repartiéndolo como volantes.

La verdadera riqueza es el ferrari que no se compró, el diamante que no se regaló, el viaje que no se realizó… porque con ese dinero se compraron activos que generaron más dinero. La riqueza es el dinero no gastado.

Un asesor financiero una vez dijo: “Cuando gastas tu dinero en cosas, terminarás teniendo cosas y no dinero”. La gente debería oír esto con más frecuencia.

Obviamente hay mucha gente muy rica que gasta en una vida ostentosa. Pero aún así lo que ves de esa gente no es su riqueza, ni lo que hizo para alcanzarla.

Entonces el que dice que quiere ser rico se refiere al patrón de vida que exhibe cierta gente… que es fácil de copiar. Y es ahí donde muchos se confunden… y por “pertenecer a su círculo” adoptan el patrón de gasto y no el de generación que lo sustenta (que está oculto).

Para más confusión, el mundo está lleno de riquísimos que aparentan ser modestos, y de gente que aparenta rica y vive al borde del abismo.

Housel insiste en tomar mucho esto en cuenta a la hora de juzgar el éxito de los que nos rodean.
Y nos invita a ahorrar.

Ahorrar siempre, por costumbre. Para los imprevistos y lo que nunca imaginamos que sucedería. Para tener control sobre nuestras vidas. Para tener flexibilidad de acción cuando buenas oportunidades se presenten.

Adoptar siempre la filosofía de vivir muy por debajo de nuestras posibilidades. Y es ese ahorro acumulado en el tiempo lo que se convertirá en riqueza al final.

Nos invita a ser felices necesitando menos, y esto te hace más rico que el insaciable, aunque gane más.
Y como después de lo básico y de un buen nivel de confort… se gasta para que los demás vean y nos acepten (en nuestra imaginación claro), nos invita a dominar el ego. Ese gran traicionero.

Y a seguir el ejemplo de la mayoría de las personas con sólidas finanzas. Que les importa bien poco lo que otros piensen de ellas.

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