Un pequeño detalle que aquí, en el extremo de la ridiculez, algunos olvidan: Los más de dos millones de emigrados dominicanos de ningún modo van a agradecer que el gobierno de su país se niegue a suscribir el acuerdo de la ONU que busca promover el respeto de los derechos humanos de los migrantes en todo el mundo, prestar apoyo a los países que los acojan, condenar enérgicamente la xenofobia, reforzar la contribución positiva de los migrantes al desarrollo de los países de acogida y fortalecer la gobernanza mundial de la migración.