Ni los grandes desfiles de carrozas con reinas de mentira de los años cincuenta, en honor al Generalísimo. Ni las más largas caravanas de los candidatos electorales de un casi remoto pasado. Ni los mítines de cierre de campaña de los grandes partidos, en los años ochenta. Ni las enormes concentraciones en la cabeza del puente Francisco del Rosario Sánchez, en pleno apogeo del peñagomismo…Todo indica (se huele en el ambiente) que mañana la Marcha Verde contra la corrupción y la impunidad, aunque no llegue al millón, superará con mucho todo aquello, y será un mensaje claro de este pueblo para antes y después del 2020.