Después de su breve y desparpajada visita para los estrictos fines del “public relations”; después de lanzar, jocoso en medio de la tragedia boricua, rollos de papel a la garata con puño; después de tratar a los puertorriqueños como ciudadanos de segunda de una simple colonia; después de afirmar que el mejor “aporte” de su Gobierno sería la condonación de la deuda del eufemístico “Estado Libre Asociado”, y vista su obsesión con “limpiar” a la raza blanca de toda contaminación racial, no dudo (no hay mal que por bien no venga), que ahora Donald Trump se declare líder de la independencia de Puerto Rico.
Trump, independentista
Después de su breve y desparpajada visita para los estrictos fines del “public relations”; después de lanzar, jocoso en medio de la tragedia boricua, rollos de papel a la garata con puño; después de tratar a los puertorriqueños como ciudadanos de segunda de una simple colonia; después de afirmar que el mejor “aporte” de su Gobierno sería la condonación de la deuda del eufemístico “Estado Libre Asociado”, y vista su obsesión con “limpiar” a la raza blanca de toda contaminación racial, no dudo (no hay mal que por bien no venga), que ahora Donald Trump se declare líder de la independencia de Puerto Rico.