Jamás podré olvidar la solidaridad del pueblo mexicano, desde el momento mismo en que desembarcó en nuestro país, aquel 28 de abril, el primer soldado invasor de Estados Unidos; ni que hasta los policías que vigilaban los mítines solidarios levantaban sus puños contra los invasores; ni las protestas de los altos funcionarios del Gobierno mexicano contra aquella intervención norteamericana; ni que detrás de los dominicanos residentes en México, sosteniendo también nuestra bandera, venían más de 200 mil mexicanos a todo lo largo y ancho de la avenida San Juan de Letrán, en la más grande marcha solidaria que se dio en América Latina.