Ahora tenemos que Danilo Medina anda por todos lados rodeado de gatos, para protegerse de las ratas que abundan en lo que queda de su partido (recientemente denunciadas por él mismo), pero cuyos nombres no menciona. Comete dos grandes errores: 1) No identifica a ninguna de las ratas adversas a su casi extinto liderazgo, y 2) Tampoco menciona a los gatos (rateros por definición) que le siguen siendo fieles. Pero no puede identificarlos sin correr el mismo riesgo: hacer que todos se reúnan en el mismo pozo… (Porque hay que comprender que ambos, ratas y gatos, al cabo son lo mismo: ladrones).