En verdad, no recuerdo haber leído o escuchado en los medios, o de persona a persona, que alguna mujer haya sido condenada a prisión por haberse practicado un aborto, sin importar las razones valederas que haya tenido para hacerlo, sin pedirle permiso a ninguna autoridad; ni que alguien haya sometido a la justicia a un abortero o abortera por haber asesinado a un nonato; ni que hayan condenado a un violador, sea o no predicador religioso, por haber engendrado un ser indeseado por la mujer que violó. En fin, a lo largo de mi vida sólo he escuchado felicitaciones a cualquier abortadora “por haberte sacado lo que te pegó ese desgraciado”.