Yo fui estallido fuerte de la selva y el río,/ y voz entre dos ecos, me levanté en las cuestas./De un lado me estiraban las manos de las aguas,/ y del otro, prendíanme sus raíces las sierras./ Cuando mi río subía su caricia silvestre/ en aventuras locas con el rocío y la niebla,/ con el mismo amor loco que impulsaba mi sueño,/ lejos de sorprenderlo, me hospedaba en las sierras…(Hermosos versos, como todos los suyos, de la puertorriqueña y antillanista universal Julia de Burgos, firme solidaria con las luchas antitrujillistas, cuya excelente obra literaria honraremos esta noche en el Archivo General de la Nación).