Disponer, como lo acaba de hacer Luis Abinader, un proyecto contra la corrupción en su Gobierno, es un hecho único en 180 años de historia republicana. Ningún mandatario, hasta llegar a él, había reconocido la corrupción en su aparato de gestión ni había avalado ninguna denuncia pública al respecto, por más evidencias que fueran presentadas. Ningún mandatario, desde Pedro Santana hasta Danilo Medina, sin importar ideologías, había admitido la existencia de corruptos en su burocracia. Por tanto, pienso que esta iniciativa de Abinader merece ser apoyada… (¡Y, ahora sí, que vengan los primeros burócratas esposados al Palacio de Justicia!).