Conocer lo que hace o deja de hacer cada país desde su Estado para el desarrollo de su gente es una vía para aprender, entre todos los pueblos del mundo, la manera de llevar a la humanidad a nuevas etapas de progreso.
La realidad es que la humanidad ha avanzado de manera espectacular en Ciencia y la Tecnología, y no así en lo que respecta al desarrollo humano en el que persisten para tantas y tantos, graves faltas de oportunidades así como privaciones o ausencia de servicios de calidad en aspectos tan esenciales como la alimentación, salud, educación y ejercicio efectivo de derechos fundamentales.
Tuve la oportunidad de realizar una visita de estudio a Estonia en el 1989, hará ya 28 años. Desde entonces hemos dado un detenido seguimiento a los avances de tan interesante país. Sentí entonces el gran entusiasmo con el que esperaban hacerse independientes pasando de ser República Soviética de Estonia a República de Estonia. Entre quienes me acompañaban había finlandeses, ante los que los estonios expresaban mucha identificación por lo que había logrado Finlandia en cuanto a Desarrollo Humano aun al lado de la Unión Soviética hasta inclusive mantener una relación muy ventajosa sin afectar su soberanía.
Estonia logra su independencia de la Unión Soviética meses después de nuestra visita y desde entonces han tenido que afrontar tanto adversidades como logros, definiendo un perfil como país con una fuerte identidad, inclusive hablan su idioma propio y se administran con una población de más de 1 millón 300 mil habitantes (30% de origen ruso) dentro de una extensión territorial de 45 mil kilómetros cuadrado, es decir 3 mil kilómetros cuadrados menos que el territorio de la República Dominicana.
A partir de su independencia, Estonia ha dado importantes pasos estratégicos, tales como pasar a ser parte de la Unión Europea, y ha resuelto varios conflictos con Rusia, sobre todo asociados a la población de ese origen.
En lo que corresponde al Desarrollo Humano de Estonia, que es lo que al igual que en otros países más evidencia el verdadero avance como contribución del Estado al progreso de la humanidad, en cuanto al Índice de Desarrollo Humano, ocupa el puesto 31 entre 175 países, y en relación al Índice Global de Competitividad el lugar 30, de 142 naciones del mundo.
Significa que en Estonia el Estado se ha gestionado para impactar muy positivamente la vida de la gente, incidiendo en su prosperidad, a lo que se asocia, entre otros y no es casual, la reducción de la corrupción pública a lo mínimo.