Cada día, vemos con más asombro cómo nuestro ambiente político – judicial se asemeja a ese universo que escenificó Eduardo Galeano en su libro “Patas Arriba, la escuela del mundo al revés”, donde la coherencia, la lógica y los valores no encajaban.
Y es que en sus más recientes actuaciones, el accionar de nuestra clase política y del propio Ministerio Público refleja un alto grado de protagonismo, discursos contradictorios y ejecuciones de aquellos servidores públicos que llaman a actuar dentro de los principios neurálgicos de legalidad, objetividad y parcialidad.
Debemos vernos en el espejo de esos países hermanos de la región que gozaban de crecimiento, estabilidad económica, política y social; y hoy viven eventos sociales perturbadores, fruto de agendas particulares y “zares anticorrupción” que se valieron de todo tipo de artimañas para cometer un sinnúmero de atropellos con fines proselitistas y malsanos.
No podemos caer en la trampa de fomentar y aplaudir el comportamiento de aquellos a los que no les duele nuestra institucionalidad ni la creciente pérdida de confianza que impera en todo el sistema político. Debemos detenernos a analizar lo anterior, puesto que este tipo de actuaciones al final genera un efecto nocivo y desestabilizador.
Bien pudiéramos sentirnos satisfechos con la pronunciada intención de algunos sectores de poder en cuanto al combate a la corrupción que tanto daño hace a nuestro sistema, pero debemos exigir que dicha lucha se haga dentro del marco del debido proceso de ley. Requerimos un trato igualitario, legal y humano, puesto que si no nos apegamos a la legalidad, será peor el remedio que la enfermedad.
No perdamos esta gran oportunidad histórica para combatir la corrupción y dar un ejemplo de civismo e institucionalidad. Evitemos la persecución antojadiza y sin base legal sólida. Un mal manejo de esta oportunidad no solo provocaría innumerables consecuencias en los proyectos de vida de los actores envueltos, sino que representaría un retroceso en nuestra lucha por un país más digno y transparente.