La locución adverbial a sabiendas, que significa ‘de un modo cierto, a ciencia segura’ y ‘con conocimiento y deliberación’, se construye siempre con la preposición de.
Sin embargo, en los medios de comunicación es muy común la supresión indebida de la preposición de delante de que, como se muestra con los ejemplos siguientes: «Los imputados apelaron a sabiendas que no procede», «Para la decana de la Facultad de Medicina la actitud de los galenos no fue la correcta a sabiendas que se vive una epidemia de dengue en el país» o «Los equipos tienen como filosofía firmar muchos peloteros a sabiendas que llegan pocos».
Tal como explica la Nueva gramática de la lengua española, esta locución admite complementos con de, sean nominales (a sabiendas de los riesgos) u oracionales (a sabiendas de que no llegaría a tiempo). En los segundos, como se nota en los ejemplos, son frecuentes los casos de queísmo, fenómeno lingüístico que se produce por la supresión inadecuada de la preposición de cuando precede a oraciones subordinadas, muchas veces al tratar de evitar el uso contrario, el dequeísmo.
De modo, pues, que en frases como las citadas lo apropiado sería escribir el binomio de que en lugar de que: «Los imputados apelaron a sabiendas de que no procede», «Para la decana de la Facultad de Medicina la actitud de los galenos no fue la correcta a sabiendas de que se vive una epidemia de dengue en el país» y «Los equipos tienen como filosofía firmar a muchos peloteros a sabiendas de que llegan pocos».
Cabe apuntar que la norma académica recomienda evitar el empleo de a sabiendas como equivalente del gerundio de saber cuando este último no denota un obstáculo, potencial pero inefectivo, para el cumplimiento de algo, como en «Me voy más tranquilo a sabiendas de (por sabiendo) que a esta hora no hay tapones».