España continuará la senda de la renovación de sus autoridades políticas, con la realización de las adelantadas elecciones generales del próximo domingo 23 de julio, que están precedidas por el éxito electoral alcanzado por el centroderechista Partido Popular (PP) en las elecciones autonómicas y municipales efectuadas el pasado 28 de mayo, en las que se alzó con las gobernaciones de 10 de 19 comunidades autónomas, dejando muy rezagado al oficialista Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que logró representatividad en tan solo tres plazas, siendo las demás conquistadas por otras organizaciones políticas regionales.
La disolución del Parlamento y el adelanto de los comicios es una prerrogativa que constitucionalmente tiene el mandatario español de turno y de la que hizo uso el socialista Pedro Sánchez, tratando de frenar el desgaste del PSOE y como esto pueda influir en la militancia tras los pírricos resultados electorales de mayo.
En el certamen del 23 julio serán escogidos el Presidente y los integrantes de las Cortes Generales (Parlamento bicameral), es decir, 350 diputados y 266 senadores. El PSOE tiene mayoría en el Senado, mientras que la oposición lidera el Congreso de los Diputados. A las elecciones están convocados 37.466.432 votantes, de los cuales 35.141.122 residen en España y 2.325.310 en el exterior, mientras que 1.639.179 ejercerán el sufragio por primera vez en unas elecciones generales, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística (INE).
Aunque son 12 candidatos presidenciales, solo dos lideran las intenciones de votos: los aspirantes por el PSOE, Pedro Sánchez y del PP, Alberto Núñez Feijóo, a quien los estudios demoscópicos realizados cotidianamente por diversas firmas y los medios de prensa de mayor alcance en el país, le proyectan una victoria arrolladora, con lo cual tendría el control político e institucional de gran parte de España.
El debate electoral entre Sánchez y Feijóo se llevó a cabo el lunes 11 de julio. Los sondeos virtuales realizados por medios de prensa favorecieron al candidato del PP, que se mostró más combativo y convincente dentro del segmento de los indecisos, lo que estaría relacionado con el hecho de que no ha gobernado y puede encarnar mejor las expectativas de cambio que tienen muchos españoles.
Sánchez, con dos periodos de Gobierno y que aspira a reelegirse, tiene cuestionamientos por la gestión de la pandemia del Covid-19, de la erupción del volcán de La Palma y los efectos de la crisis ruso-ucraniana. Es un líder pragmático, que ha sido capaz de concertar acuerdos con otras organizaciones políticas con las que tiene contradicciones. Dentro de su propuesta, promete el pleno empleo, pasar de 16 a 20 semanas el permiso por nacimiento o adopción y promueve la participación de los nuevos votantes.
Por otro lado, Feijóo que se postula por primera vez, se perfila como un candidato conservador, ya que ha prometido derogar la reforma laboral, la Ley Trans y el Ministerio de la Igualdad. De igual forma, ha cuestionado el voto por correo y promueve el voto útil.
Crece la percepción de un acuerdo soterrado entre el PP y la formación ultraconservadora Vox, que postula a la Presidencia a Santiago Abascal, que compite por cuarta ocasión.
Trasciende la posibilidad de que la abstención, que fue de 36,7 % en las elecciones del 28 de mayo, tenga un comportamiento similar, debido a que muchos ciudadanos están de vacaciones o en esos aprestos; y el factor climatológico, por las altas temperaturas que se registran en gran parte de un país que tiene un segmento importante de adultos mayores con comorbilidades, entre otras razones.
Está en perspectiva como quedará definido el panorama y la correlación de fuerzas dentro de España; como se rearticulará esta nueva etapa democrática; cuales políticos permanecerán en el escenario y los que podrían quedar atrapados en el ostracismo, tal y como ha sucedido con algunos que han aspirado y logrado posicionarse dentro del gusto popular, pero que han sucumbido a sus intenciones o simplemente han decidido aventurarse por otros rumbos.