Con el recién nombrado director de la Policía Nacional, mayor general Eduardo Alberto Then, fruto de una reforma policial que no puede postergarse más, dos valiosas mujeres que sacaban la cabeza por primera vez en posiciones en las que siempre han desfilado hombres, fueron movidas.

Recuerdo cuando se anunció que la generala Teresa Martínez fue ascendida a subdirectora de la Policía Nacional, por primera vez, una mujer asumiría esa posición, los medios se volcaron a escribir su historia, una historia cobijada en el trabajo, la disciplina y sobre todo la dedicación, una historia digna de contar y recordar todos los días a nuestros jóvenes, hoy más que nunca.

Reacción similar tuvimos cuando la teniente coronel Ana Jiménez Cruceta fue llevada a ser vocera del referido cuerpo “del orden”, donde ha prestado servicio defendiendo los mejores intereses de nuestro país.

Apenas se estrenaba en el puesto, menos de 5 meses, duró la emoción, que nos dio ver que por primera vez, la mujer policía era tomada en cuenta para una posición de mayor compromiso y visibilidad en una institución que ha sido referente de poder masculino.

Hoy cuando todos los sectores que intervienen en nuestra sociedad tienen su mirada fija en los pasos de nuestros hombres y mujeres de este cuerpo “del orden”, creo que ha sido un retroceso mover a mujeres valiosas, capacitadas y entrenadas para cumplir con su deber.

Seré siempre una defensora de los espacios y oportunidades que favorezcan a nuestras mujeres, no importan el área o profesión, pero siempre dejando claro, que mi defensa no es cosa de lucha de género y mucho menos de un discurso feminista, más bien, de entender que es impostergable darle al César lo que es del César.
Si hay mujeres con capacidades probadas para asumir posiciones importantes en la Policía Nacional, deben ser tomadas en cuenta en igualdad de condiciones que los hombres.

Hoy que hablamos en un diálogo nacional sobre una reforma policial que pudiera impregnar de esperanza a los ciudadanos, es propicio resaltar las bondades de ser mujer, entre las que destacan, la responsabilidad, fidelidad, compromiso, entrega y disciplina, y si esto lo destacan hasta estudios que miden el rendimiento de mujeres con relación al hombre, por qué es tan difícil entenderlo. Hoy que la reforma policial parece ser el único hálito de esperanza, de algo estoy segura, y es que si más mujeres estuvieran al frente de posiciones en instituciones como la Policía Nacional, tal vez, la historia fuera otra; tal vez, la historia sería tal y como todos merecemos que nos la cuenten o que por lo menos sea como debe ser.

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