El anuncio de que a través de un diálogo diáfano y abierto con los actores que representan diferentes sectores de la sociedad se abordarían los temas más complejos y urgentes que nos afectan fue aplaudido por todos.
Al final, el Presidente Luis Abinader anunció que serían 13 los temas – ya van por 16– que este gobierno quiere enfrentar con ahínco y para ello necesita el consenso de todas las fuerzas de la nación, principalmente el liderazgo político.
A meses del inicio de los trabajos, solo seis mesas temáticas para las reformas han comenzado, según identificaron los medios. Una de las más activas y la que más encuentros ha realizado es la mesa electoral, donde los representantes de los partidos han expuesto sus consideraciones en torno a las posibles modificaciones de esta normativa. Sin embargo, pese a la constancia, los avances no han sido significativos.
En medio de las problemáticas en torno al sistema educativo dominicano, una de las mesas más activas debía ser la de este sector, pero no es así. Se ha revelado que esta mesa no ha avanzado de acuerdo a lo planificado en el pacto educativo.
Con asombro nos enteramos que el pasado jueves fueron aplazadas las mesas de trabajo donde se discute sobre la seguridad ciudadana y la reforma policial, problemáticas que han tenido la atención del Poder Ejecutivo con acciones concretas que incluyen la destitución de un jefe de la policía, el aumento salarial, la promulgación del Reglamento General de Aplicación de la Ley 90-16 y se designó a José Vila del Castillo como comisionado ejecutivo para la implementación de los planes, estrategias y políticas de transformación de la Policía Nacional.
El Consejo Económico y Social (CES) asumió la coordinación de este diálogo pese a que hay pocos avances y hay mesas que no han podido tan siquiera arrancar con los trabajos.
El deseo que tiene la población de acabar con la corrupción hace entender que una de las mesas más esperada es la que tratará la transparencia e institucionalidad.
Aunque hay señales de contradicción y debates álgidos en el denominado Diálogo Nacional, sobre todo, cuando se plantea una reforma constitucional, acción que nos ha dejado muy mal sabor, es importante que ni el Poder Ejecutivo y los propios representantes del liderazgo político dejen morir esta ventana de posibilidad que pudiera traer resultados importantes a corto, mediano y largo plazo.