En la vida hay personas que día a día dejan en nosotros una huella muy importante. Es el caso nuestro, desde el momento que asistíamos a sus misas con nuestros hijos y donde el momento culminante eran los cuentos de Josecito y Susanita, nos impactó un Padre jesuita, con acento cubano y hablar dominicano.
Mi esposa Calule y yo sentimos mucho no haber podido asistir a la misa con motivo de sus cincuenta años de ordenación del padre Manuel Maza Miquel, de la Compañía de Jesús, pero estuvimos más que bien representados por nuestras hijas María Luisa y Laura.
El padre Manolo dice que se ha confiado del Mesías para esperar lo definitivo, ese es precisamente el mensaje que cada día nos trasmite en sus homilías, estar preparados siempre, tener la visa al día.
Con un estilo de predicar muy particular, con un talento innato, con una mezcla de su tierra natal Cuba y de su vida en nuestro país, tiene ese don de saber llegar, de transmitir ese mensaje lleno de anécdotas positivas y críticas también al comportamiento de la sociedad para que de alguna forma los que tenemos el privilegio de oírlo podamos ser agentes de cambio en nosotros mismos y hacia aquellos que tengamos la posibilidad de incidir.
Describe lo que para él es el sacerdocio “el sacerdocio de Jesús, que es el nuestro, que no se apoya en distancias sacrales, sino en la cercanía solidaria y salvífica”.
Es una solidaridad que ha ejercido desde sus múltiples viajes con tantos muchachos a los que, en el camino al Pico Duarte, sus misas en Manabao, su amor a la naturaleza que mezcla en su homilía cuando relaciona árboles con familia, “sin árboles el país se queda sin agua, sin familia nos quedamos sin país”, les ha enseñado a ser mejores cristianos, mejores ciudadanos.
Son muchas las veces que lo he oído hablar de la disolución de la familia y el peligro que significa para la sociedad, esos valores que perdemos, en los cursos de CVX nos hablaba de la importancia del matrimonio, la fidelidad, como ejemplo de la buena estructura familiar, relata lo que le dice un amigo, “padre Manolo, los matrimonios hemos hecho de usted un buen cura”.
Puede ser así, que eso le ha permitido entender la complejidad de los matrimonios y el mensaje que vía Jesús transmite la sabiduría de Maza, por medio de esa simbiosis tan importante entre el cura y el matrimonio poder navegar, pasar las tempestades y llegar a feliz puerto.
Su sencillez la describe cuando dice que fue evangelizado por los dominicanos y dominicanas de los Guandules, donde pudo vivir la solidaridad y la gentileza de aquellos que en medio de la pobreza luchan con esperanza y amor.
Habla de su vinculación con la juventud y su enorme preocupación del futuro de burbujas que muchos están construyendo, las redes que no puede describirlas mejor cuando dice que “mucho face y poco book”.
Tomamos muy poco en serio las diferencias sociales de nuestro país. Medios de comunicación que buscan likes, algunos financiados para decir lo que sus mandantes quieren y no la verdad, que nos acerca a buscar soluciones a esa enorme pobreza que viven muchos de nuestros ciudadanos.
Políticos que buscan vida y empresarios olvidados la vida de los demás.
Algunos medios de comunicación que hacen de la mentira y el chantaje una forma de vida, una sociedad donde la corrupción y la evasión se han convertido en algo habitual y es por eso por lo que mensajes como los del padre Maza son tan importantes desde los cuentos de Josecito o y Susanita, hasta la cruda realidad, un tránsito de locos que refleja parte de lo que es nuestra sociedad. Ricos, pobres, educados y analfabetos con un total irrespeto a las leyes.
Cincuenta años que le han permitido vivir los retiros espirituales, los campamentos, la pastoral juvenil, pide que les tengan amor a sus compañeros jesuitas, apoyo para esas obras tan importantes que realizan y cuanto me gusta cuando dice que no le pidamos al Señor fuerza para los proyectos, sino que nos de proyectos.
Son esos proyectos los que nos sacarán de la pobreza, más fuentes de trabajo, más viviendas, más salud, más educación. Mejor manejo de los recursos, mejor distribución del ingreso.
Es tomar en cuenta la mayoría, como dice nuestro querido padre Maza, sembrar hombres y mujeres responsables, como lo aprendió en nuestra querida Universidad Católica Madre y Maestra, que acaba de cumplir sesenta años de crear su propio destino.
Ahora en Miami, Manuel Maza Miquel no olvida lo que ha sembrado en República Dominicana, su segunda patria, nos enriquece cada domingo con sus prédicas profundas y llenas de anécdotas y cada vez que Calule y yo tenemos la oportunidad de estar en Miami, más que compartir con nuestro Manolo Maza una cena, es un manjar de sabiduría y amor que Jesús transmite a través de sus siempre sabias palabras.
Que Jesús le de muchos años más de vida para que como nos enseñó la pandemia, presencial o virtual, siempre aprovechar sus enseñanzas.
Un fuerte abrazo, Celso.