Cada uno de los partidos políticos principales ha lidiado de manera distinta con el tema del adelanto del activismo de los aspirantes presidenciales para las elecciones del 2028. Mientras el partido oficialista, a través de su principal directivo, hace advertencias a sus dirigentes que están montando sus proyectos, la Fuerza del Pueblo resolvió con una sola reunión y terminó de forma abrupta un minidebate que se dio en esa organización, de manera pública y privada, por espacio de más de dos semanas. En tanto, el PLD hace como que no se entera, y es posible que su dirigencia entienda que el proselitismo adelantado le conviene, porque si hay un partido que necesita activarse es precisamente el morado. Si es así, aplicándole una frase de moda, habría que decirle que, ciertamente, no se ve la falla en su lógica…
La fórmula FP
La forma en que en la Fuerza del Pueblo sacó de repente de debate el tema de la candidatura presidencial tiene dos lecturas: Si se observara el lado positivo, el aparente desenlace de la discusión, que no fue extensa, pero sí intensa, habla de un partido cohesionado, disciplinado y con espíritu de cuerpo. La otra lectura es que no es un partido democrático sino que opera de manera autoritaria. Puede que haya una mezcla de los dos factores. El asunto es que sí hubo un breve debate, muy relevante por el peso de las figuras involucradas, sobre el candidato ideal para el 28. Y aunque en algún momento se quiso acusar al oficialismo de promover el tema, lo cierto es que las declaraciones públicas están ahí, y las dieron dirigentes pueblistas. Del minidebate quedaron claras dos cosas. Una es que nadie cuestiona el liderazgo del padre, pero son muchos los que entienden que hay que comenzar a promover el hijo. Lo otro que quedó claro, pero clarísimo, es que el candidato presidencial, sí o sí, será de apellido Fernández.